El periodista y analista internacional Andrés Oppenheimer se presentó en el CADE 2019 para hablar sobre los retos de América Latina para afrontar la automatización, tema en el que ahonda en su último libro “Sálvese quien pueda”. Aprovechando su visita, Gestión conversó con el analista sobre su visión de los gobiernos de América Latina, las protestas que agitan Chile y los retos que debe afrentar los gobiernos latinoamericanos con el movido contexto político y social.
Con respeto a las movilizaciones y reclamos sociales que están ocurriendo en Chile, Bolívia y Colombia ¿Cree usted que existe una especie de contagio en Latinoamérica?
-Yo creo que estamos viendo un fenómeno mundial de descontento y no sólo es en América Latina. Estamos viendo, por ejemplo, en Hong Kong, en Irán, en Estambul...esto es un fenómeno mundial, y contrariamente a quienes creen que estos son producto de “una briza bolivariana”, como lo dijo el número dos de Venezuela, Diosdado Cabello. Por el contrario, creo que son vientos cruzados, porque así como ves protestas en Chile y en Colombia para mejorar el reparto de la torta, ves protestas masivas contra Evo Morales, un presidente que había excedido en sus periodos consecutivos constitucionales y que había montado un fraude impresionante en las últimas elecciones. Son vientos cruzados porque también estamos viendo protestas masivas contra gobiernos autoritarios…por ahora te diría que es un empate técnico.
¿Usted cree que venga una ola de gobiernos de izquierdas en América Latina?
-Hay países que están yendo al populismo, y hay otros que están yendo a la democracia. Así como Argentina está yendo al populismo, Bolivia está buscando su salida hacia la democracia. Estamos viendo un rio revuelto en que yo creo pronto se van a delinear un poco mejor los bloques.
Hay un factor que muchos no están mirando y es el factor Brasil. Brasil se está convirtiendo en la nueva estrella de Wall Street, está negociando un acuerdo comercial con Estados Unidos, y si Brasil firma un tratado comercial con Estados Unidos, no sé puede descartar que se le unan Colombia, o una Bolivia post- electoral, Paraguay, o Uruguay (donde ha ganado) la derecha. Estamos en un momento de transición, no diría que nos lleve necesariamente o probablemente a una ola de populismos radicales de izquierda en Latinoamérica, no creo.
¿Existe otra razón de por qué no ocurrirá esto?
-Otro elemento es la situación económica. El populismo funciona cuando hay dinero. Hugo Chávez llegó al pico de su poder cuando el petróleo estaba al 150%. Hoy día Venezuela está más que quebrada, México está cada vez más en problemas económicos y ni hablar de Argentina. Es mucho más difícil que estos países puedan liderar un gran proyecto cuando van a tener enormes problemas económicos en su casa.
-¿Por qué no han tenido éxito las masivas protestas en Venezuela?
-Eso es obvio y es porque hay una dictadura que no permite una prensa libre, y que no permite, por ejemplo, que un alcalde como Leopoldo López esté en la calle haciendo política por medios pacíficos. Pongamos las cosas en perspectiva. Mucha gente en Perú está hablando de corrupción como diciendo que el modelo democrático capitalista equivale a la corrupción y eso está haciendo titulares todos los días. Bueno, ayer me estaba fijando las cifras: Odebrecht pagó casi US$100 millones en sobornos en Venezuela y US$ 29 millones en Perú. Y todos estábamos hablando de los sobornos en Perú y nadie está hablando de los 100 millones pagados al gobierno venezolano. Y eso es porque en Venezuela no hay prensa libre.
¿Usted ve que pueda surgir en el Perú un tipo de manifestaciones sociales como las que ocurren hoy en el mundo?
-Por ahora, es una crisis política más que social. Y es una crisis que desde afuera nos cuesta mucho entenderla porque, en Perú, macroeconómicamente, le ha ido bastante bien en los últimos años. Perú redujo la pobreza del 58.7% de la población el 2004 al 21.7% en el 2017. Eso es impresionante. Pocos países en el mundo han sido tan exitosos en reducir la pobreza. Para quienes vivimos afuera, nos rascamos la cabeza, y nos preguntamos “¿qué diablos está pasando en Perú? Si Perú fuera un país cafetero, yo diría que es un exceso de cafeína.
Crisis en Chile
¿Cree que el Chile mantenga su modelo económico?
- Yo creo que si, porque los datos hablan por sí solos. Según datos del Banco Mundial, Chile redujo la pobreza del 31% de la población en el año 2000 al 6.4% de la población hoy día. Y según datos oficiales chilenos, si nos remontamos a 1990, Chile redujo su pobreza del 86% de la población al 8% de la población hoy día. Entonces, yo creo que lo que está ocurriendo en Chile es una protesta de primer mundo. Más que ser una protesta por necesidades no satisfechas, creo que es una protesta por expectativas incumplidas.
Existe una gran población chilena, que sin embargo, está descontenta a pesar de esas cifras.
-Exactamente, por eso digo que es una protesta por expectativas no cumplidas. Los chilenos están escuchando desde hace años que están en las puertas del primer mundo, escuchando cifras macroeconómicas que muestran que están por alcanzar los niveles de vida de países como Portugal u otros países de Sur Europa. Sin embargo, no ven eso reflejado en su vida, porque no tienen universidad gratuita, salud gratuita o jubilación de calidad. Ellos saben que la torta se ha agrandado, no creo que quieran cambiar de modelo, pero quieren que la torta se reparte más justamente. Y probablemente tengan razón.
¿El modelo chileno sobrevivirá?
-Yo creo que todos los modelos necesitan corrección. Nada es estático en el tiempo y es probable que el modelo chileno necesite un ajuste, pero es infinitamente superior al desastre que han sido los modelos populistas como el de Maduro en Venezuela o el de Cristina Kirchner en Argentina, que han dejado a sus países muchísimo más pobre que antes y han aumentado la pobreza para todos.
-¿Cree usted que puede haber un error por parte del gobierno de Sebastián Piñera en querer satisfacer estas medidas de una manera populista?
-Yo creo que hay un consenso en la clase política e incluso económica chilena de que había que hacer un ajuste. Y que una vez que se haga este ajuste, Chile va a seguir siendo el país más próspero y con mayor reducción de pobreza de América Latina. Yo creo que la enorme mayoría de los chilenos reconoce que Chile ha reducido la pobreza muchísimo más que otros países y no quieren convertirse en una Venezuela porque lo ven con sus propios ojos. Si el modelo chileno fuera tan malo, tendrías ciento de miles de chilenos yendo a Venezuela y no al revés.
Ha dicho que usted se siente optimista…
-Yo me siento cautelosamente optimista de que Chile va a ser un ajuste en su modelo para repartir mejor los beneficios de un sistema que ha sido increíblemente exitoso en reducir la pobreza y en tener un crecimiento sostenido en democracia. Que mucha gente cree erróneamente que lo de Chile (su éxito) fue por un golpe de Pinochet, yo creo lo contrario. El gran mérito de Chile es haber crecido en democracia con los gobiernos de centro-izquierda, izquierda moderna y centro derecha que vinieron después de la dictadura de Pinochet.