Igualdad de género
Igualdad de género

es el país que encabeza eldel Foro Económico Mundial. Así ha permanecido durante nueve años. Pese a sus limitaciones, este registro confirma los éxitos que se han logrado en las últimas décadas en pro de la igualdad completa de estatus, influencia y poder entre hombres y mujeres.

¿Cuál es el secreto de Islandia? ¿Cuáles son las lecciones aprendidas? Magnea Marinósdóttir y Rósa Erlingsdóttir, miembros de la Unidad de Equidad del Ministerio de Bienestar islandés, responden estas interrogantes en un artículo publicado por el Foro. 

“En resumen, la no se produce por sí sola. Requiere la acción colectiva y la solidaridad de los defensores de los derechos humanos de las mujeres, voluntad política y herramientas como la legislación, el presupuesto y los cupos femeninos”, señalan.

Índice de Igualdad de género.
Índice de Igualdad de género.

Doblegadas por el Cristianismo
En la cultura islandesa existe el concepto de “mujeres fuertes” que, a pesar de ser mítico, tiene sus raíces en la realidad “ya que han disfrutado de ciertas libertades y tenían autoridad cultural y religiosa durante el período de la Comunidad Islandesa”, recuerda el Foro. Así, podríamos decir que, desde un punto de vista religioso, la diversidad fue adoptada en la sociedad pagana ‘premoderna’. “Había dioses y diosas, así como mujeres y hombres que servían como autoridades culturales y religiosas. Las mujeres eran sacerdotisas y oráculos, poetas y maestras de runas, comerciantes y médicas, que disfrutaban de respeto en la sociedad”, afirma el Foro. Todo esto terminó con el advenimiento del cristianismo en el año 1000, “cuando los diferentes Dioses y Diosas fueron reemplazados por un Dios monolítcos y las mujeres ya no eran lo suficientemente buenas para representar públicamente, no tenían derecho a voto, ni a estar representadas en el parlamento islandés –el más antiguo del mundo, establecido en el año 930–".

Poco a poco empezó la lucha. Las mujeres tenían que pelear por el derecho a ser “suficientemente buenas”. Tuvieron pequeños logros; sin embargo, “existía una gran brecha entre el desarrollo de las leyes basadas en derechos y normas culturales predominantes y la realidad social, que mantenía a los hombres en un lugar de poder disfrutando de su ventaja competitiva y continuaba conteniendo a las mujeres”, afirma el Foro.

Esta situación continuó hasta que el se convirtió “en un movimiento de masas en las décadas de 1960 y 1970, uniendo a las mujeres en su lucha por la igualdad de derechos e influencia política”.

Participación política

Desde 1915 hasta 1983, solo entre el 2% y el 5% de los miembros del Parlamento islandés eran mujeres. Ante ello, la solidaridad femenina mediante la organización política fue primordial para promover la igualdad de género. Tras el establecimiento de la Alianza de Mujeres en 1982, se produjeron importantes cambios como el de un año más tarde, cuando por primera vez en la historia de Islandia, la cantidad de mujeres en el Parlamento pasó de 5 a 15 miembros de un total de 60 en una sola elección, agrega el Foro.

Progresivamente, los “asuntos de la mujer” empezaron a incorporarse en las agendas políticas de otros partidos y las figuras femeninas de dichos partidos empezaron a desarrollar papeles más importantes que solo ser el adorno decorativo dentro de un movimiento dominado por hombres.

Cabe resaltar que desde que las mujeres obtuvieron el derecho a votar en las elecciones nacionales, en 1915, ha habido un aumento en la cantidad de candidatas que postulan a un cargo de representación pública. “Desde 2016, las mujeres conforman el 48 % de los representantes electos en el parlamento. También es un gran logro en esta larga lucha que la cantidad de mujeres en el gabinete, en los últimos años, haya comenzado a reflejar la participación de las mujeres en el parlamento. El poder ejecutivo se considera el nivel más alto en la política. Y después de más de 100 años, casi se ha llegado a la igualdad política de ambos géneros”.

¿Cómo se logra?
No ha sido fácil para Islandia lograr estas cifras, pero definitivamente ha importado mucho la reacción de la sociedad civil y los representantes políticos ante la particular situación de vulnerabilidad de las mujeres al ser excluidas del poder verdadero, dentro de un sistema que no protege “por ley ni de facto” sus derechos . Esto se aplica, sobretodo, a situaciones de violencia contra mujeres y niñas perpetradas por miembros de la familia o desconocidos dentro o fuera de sus hogares.

Hay algo muy importante que debemos entender, por más que suene a un discurso repetitivo, y que lo señalan muy bien las autoras de este artículo: La vida de una mujer en un sistema que no protege sus derechos humanos y su seguridad es como la ruleta rusa: las mujeres están a merced de "sus amos", hombres buenos o malos, porque el sistema protege los intereses de los perpetradores (potenciales) de violencia. En un sistema así, algunas mujeres tienen suerte, mientras que otras sacan o les entregan el palito más corto.

“En consecuencia, históricamente y aún hoy, la lucha de los defensores de los derechos humanos de las mujeres no se trata de hombres buenos o malos en sí misma. En cambio, se trata del uso y abuso del poder y la autoridad, a saber, la conversión de un sistema donde prevalece una cultura de impunidad sobre una cultura de responsabilidad por la violencia contra las mujeres (y los hombres). La lucha tiene como objetivo cambiar el sistema, las normativas y regulaciones legales que gobiernan nuestras vidas, que ha sido moldeado por personas con y en el poder. Esta es también la razón por la que las mujeres necesitan tener el mismo poder y ser parte del poder. Tan simple como eso”, finaliza el Foro.

¿Qué otros desafíos quedan?
En general, las ideas sobre la masculinidad están cambiando entre los jóvenes en Islandia, cosa que puede contribuir a la eliminación de la segregación de género en el mercado laboral en el futuro cercano.

Sobre ello, la intención del Gobierno de implementar el Estándar de Igualdad salarial a través de la ley fue ampliamente debatida. Lo que es cierto es que se cree que este Estándar será el instrumento que elimine la brecha salarian entre géneros. “¿Cuál es el secreto? Predicar con el ejemplo”, finaliza el Foro.