Imagen de una persona haciendo teletrabajo. (Foto: VENANCE / AFP)
Imagen de una persona haciendo teletrabajo. (Foto: VENANCE / AFP)

Una famosa frase en el ensayo humorístico y paradójico de Cyril Northcote Parkinson para la revista “The Economist” en 1995 ha quedado en evidencia en personas que se han visto frustradas de una u otra manera en sus trabajos en el mundo.

El trabajo se expande para llenar el tiempo disponible para su finalización, decía Cyril Northcote Parkinson. Probablemente para Phil Coggan, columnista de “The Economist”, tuvo mucho eco porque “captura algo que puedes reconocer instantáneamente como verdad”.

Según explica la “”, la frase comenzó a conocerse como la “ley de Parkinson”. Esta misma explica cómo el trabajo probablemente es expandido para ocupar el tiempo. Incluso, el creador mismo dice que es una “ley fundamental de la burocracia”.

Es una ley de la naturaleza, por supuesto: yo no la inventé, la descubrí. Y tiene una serie de corolarios importantes”, indicaba.

Dentro de esta teoría, la cadena señala que al final de cuentas, “el trabajo está infestado de empleados encargados de que se haga el trabajo, que en realidad no están haciendo ningún trabajo”.

Phill Coggan dice que tiene una muy buena explicación del por qué ocurre esto. “No empleas a un solo subordinado porque puede convertirse en tu rival, así que nombras dos o tres, para que compitan entre sí y no contigo”.

“Yo fui brevemente funcionario antes que periodista, y lo que ocurría era que escribías un memorándum que pasaba al siguiente nivel y luego al que estaba por encima, y eventualmente a otros tres superiores. Al final, se produciría algo que casi no tenía relación con el inicial. Pero eso creaba trabajo para muchos y justificaba sus posiciones y sus salarios más altos”, agregó.

Finalmente, para Coggan esta era la forma excelente en la que Parkinson sostuvo el por qué la “burocracia tiende a multiplicarse”.

Las reuniones

Muchos analistas indican que lo expuesto hace años por Parkinson (estructuras organizativas) todavía existe en la actualidad. “Algo similar sucede hoy, por supuesto, con las reuniones”, sostiene Coggan.

Cuando empecé a ser columnista inventé una ley que dice que el 80% del tiempo del 80% de la gente en las reuniones se desperdicia y creo que es una regla bastante general (...) La mayoría de los asistentes a las reuniones están ahí, cruzados de brazos o mirando sus teléfonos, esperando a que estas terminen”, profundizó.

Quizás, debería pedirse que no se convoque a otra reunión hasta que no se compruebe que algo verdadero ha ocurrido de una reunión a otra. “¡Pero aún así probablemente convocarían una prerreunión para discutir qué se discutirá en esa próxima reunión!”.

Esta situación ha continuado en plena pandemia del coronavirus y la “ley de Parkinson” sigue siendo válida. Coggan dice que antes teníamos que demostrarle a nuestros jefes que estábamos ocupados. Ahora, hemos dejado de ser observados y los grupos de trabajos han sido divididos en dos.

En primer lugar, aparecen los holgazanes que “pueden ser eficientes y hacer las tareas lo más rápido posible, para que el resto del tiempo sea de auténtico ocio, sin tener que pretender que están trabajando”. Y por el otro lado se evidencian los estajanovistas, que les preocupa que parezca que no están haciendo nada en sus casas.

Para ellos, ‘el trabajo se expande para llenar todas las horas’”, sentencia Coggan.

Sin embargo, los jefes han tenido que encontrar la manera de hacerse notar. “He hablado con muchos gerentes y dicen que se pasan los días en reuniones Zoom”, dice el columnista. Por tal motivo, para los gerentes esta herramienta tecnológica se ha puesto en práctica para llenar el tiempo disponible.

Finalmente, Parkinson entre broma y broma puso en evidencia una verdad que se vuelve más verdadera a medida que la burocracia se expande.

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