La nave de Jeff Bezos alcanzó una altura de 106 km. (Foto: Reuters).
La nave de Jeff Bezos alcanzó una altura de 106 km. (Foto: Reuters).

El multimillonario y fundador de Amazon, Jeff Bezos, voló el último martes al espacio en un vuelo tripulado a bordo de su nave New Shepard, en la fecha del aniversario del aterrizaje lunar del Apolo 11. Esto deja en evidencia la carrera comercial para llevar turistas al espacio.

¿Cuáles son las posibles consecuencias medioambientales de una industria del turismo espacial? El ex director ejecutivo de Amazon, Jeff Bezos, asegura que sus cohetes Blue Origin son más ecológicos que el VSS Unity del fundador de Virgin Group, el británico Richard Branson, quien llegó al borde del espacio el 11 de julio de este año. El Blue Engine 3 (BE-3) lanzó a Bezos y sus invitados al espacio utilizando hidrógeno líquido y propelentes de oxígeno líquido, de acuerdo con una publicación de The Conversation.

Por su parte, VSS Unity utilizó un propelente híbrido compuesto por un combustible sólido a base de carbono, polibutadieno terminado en hidroxilo (HTPB) y un oxidante líquido, óxido nitroso (gas de la risa). La serie SpaceX Falcon de cohetes reutilizables impulsó al Crew Dragon utilizando queroseno líquido y oxígeno líquido.

La quema de estos propelentes proporciona la energía necesaria para lanzar cohetes al espacio y, en simultáneo, genera gases de efecto invernadero y contaminantes del aire, indica dicha publicación.

Se producen grandes cantidades de vapor de agua al quemar el combustible BE-3, mientras que la combustión de los propelentes de VSS Unity y Falcon produce CO₂, hollín y algo de vapor de agua.

El oxidante a base de nitrógeno utilizado por VSS Unity también genera óxidos de nitrógeno, compuestos que contribuyen a la contaminación del aire más cerca de la Tierra.

Aproximadamente dos tercios de los gases de escape del combustible se liberan en la estratósfera (12 km-50 km) y la mesósfera (50 km-85 km), donde puede persistir durante al menos dos o tres años.

Las altas temperaturas durante el lanzamiento y la reentrada (cuando se queman los escudos térmicos protectores de las aeronaves que regresan) también convierten el nitrógeno estable en el aire en óxidos de nitrógeno reactivos.

Según señala la publicación, estos gases y partículas tienen muchos efectos negativos en la atmósfera. En la estratósfera, los óxidos de nitrógeno y las sustancias químicas que se forman a partir de la descomposición del vapor de agua convierten el ozono en oxígeno, agotando la capa de ozono que protege la vida en la Tierra contra la dañina radiación ultravioleta.

Asimismo, el vapor de agua genera nubes estratosféricas que proporcionan una superficie para que esta reacción tenga lugar a un ritmo más rápido de lo que ocurriría de otra manera.

Las emisiones de escape de CO₂ y el hollín atrapan el calor en la atmósfera, lo que contribuye al calentamiento global. También podría presentarse un enfriamiento de la atmósfera, pues las nubes formadas por el vapor de agua emitido reflejan la luz solar de regreso al espacio.

Una capa de ozono debilitada también absorbería menos luz solar entrante y, por lo tanto, calentaría menos la estratósfera.

Sin embargo, determinar el efecto general de los lanzamientos de cohetes en la atmósfera requerirá de modelos detallados que tengan en cuenta estos complejos procesos y la persistencia de estos contaminantes en la atmósfera superior. Por otro lado, se debe contar con mayor claridad sobre cómo se desarrollará la industria del turismo espacial.

Hasta la fecha, Virgin Galactic ha indicado que ofrecerá 400 vuelos espaciales cada año a los pocos privilegiados que puedan pagarlos. Blue Origin y SpaceX aún no han anunciado sus planes.