"La política neoliberal ha sido un desastre, una calamidad para la vida pública del país", dijo AMLO durante su discurso de investidura, el 1 de diciembre de 2018 (Foto: AFP)
"La política neoliberal ha sido un desastre, una calamidad para la vida pública del país", dijo AMLO durante su discurso de investidura, el 1 de diciembre de 2018 (Foto: AFP)

El nuevo Gobierno de México opta por una política energética en la que se busca la autosuficiencia, reduciendo así las importaciones y la inversión privada, un modelo que genera incertidumbre en sus países vecinos de América del Norte.

Este fue uno de los ejes de discusión dentro del panel "La cambiante política energética de América del Norte" celebrado el martes 29 de enero en el marco del foro "Mexico Energy 2019"celebrado en Ciudad de México con especialistas internacionales del sector energético.

El presidente de la entidad estadounidense Energy Policy Research Foundation, Lucian Plugiaresi, expuso que ahora mismo el comercio de barriles de crudo entre México, Estados Unidos y Canadá es "una plataforma eficiente que genera riqueza para los tres países".

Ante esto, llamó a la nueva Administración federal mexicana encabezada por (AMLO) a reflexionar sobre el hecho de que las políticas localistas tienen repercusiones en otros países con los que se tiene relación comercial.

Ya desde la campaña, AMLO mostró un rechazo frontal a las políticas neoliberales adoptadas por los presidentes anteriores.

"La política neoliberal ha sido un desastre, una calamidad para la vida pública del país", aseveró el dirigente en su discurso de investidura el 1 de diciembre de 2018.

En la práctica, rechazar el neoliberalismo a nivel energético supone desarrollar el sector para que México pueda ser autosuficiente.

Este martes, durante el discurso inaugural del foro, la secretaria de Energía, Rocío Nahle, respaldó el discurso de López Obrador. "En el mediano plazo seremos capaces de procesar todo el petróleo que se produce y poder así abastecer el mercado nacional", aseguró.

Esta medida se llevará a cabo de varias maneras, entre ellas construyendo una nueva refinería en el sureño estado de Tabasco e invirtiendo más dinero y reduciendo la carga fiscal de la empresa estatal Petróleos Mexicanos (Pemex).

Para la funcionaria, el diagnóstico es claro: las importaciones de combustible han aumentado de una forma considerable. "A tal grado que la mayoría de gasolinas del país son de importación mientras tenemos infraestructura de Pemex subutilizada", agregó.

De acuerdo con datos del Gobierno mexicano, en el país se producen 200,000 barriles diarios de gasolina por los 800.000 que se consumen. Esto supone a México tener que importar del extranjero unos 600,000 barriles diarios.

Ante estas medidas en las que el país busca tener más control y, por ende, también tener un ahorro económico, Plugiaresi cuestionó "qué se va a hacer con ese dinero".

Por su parte, el director de Investigación y Análisis de Energy Intelligence Group (EIG), TJ Conway, expuso durante su turno de palabra las "implicaciones de alto nivel que supone para México implementar estas políticas".

"Hay incertidumbre política y la pregunta será si esto será un punto crítico para los análisis de riesgo de las empresas que quieran invertir allí", comentó.

Y es que, además de potenciar la producción interna, el nuevo Gobierno habla también de reducir la inversión extranjera en el país, revirtiendo así algunas de las medidas que el hoy expresidente Enrique Peña Nieto (2012-23018) inició con la reforma energética en el 2013, apostando por una mayor apertura a la inversión privada.

En este sentido, Nahle comentó que "el sector energético es muy amplio, todos caben en él; lo importante es ubicar a cada quien en su espacio para el beneficio de la economía de México".

En cambio, Lourdes Melgar, experta en energía e investigadora del Massachusetts Institute of Technology (MIT) de Estados Unidos, consideró que del 2014 al 2018 los tres países de la región norteamericana (México, Estados Unidos y Canadá) vivieron "los años de oro de integración de América del Norte".

Esto, argumentó, se debe a que "los tres países buscaban una política energética que tuviera precios competitivos para todos, generación de empleo y una convergencia entre eficiencia energética y combate a cambio climático".

Con este nuevo escenario, al que se le suma la fuerte apuesta por los combustibles fósiles del presidente estadounidense, Donald Trump, la situación ha cambiado.