Los países más responsables de las emisiones de carbono tienen mucho por hacer antes de cumplir plenamente los objetivos de fijación de precio del carbono, según un análisis de la OCDE.
Ponerle un precio al carbono puede ayudar a reducir las emisiones y combatir el cambio climático, ya que fomenta un menor uso de combustibles fósiles y más fuentes de energía bajas o nulas en carbono.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos está intensificando su trabajo sobre el precio del carbono este año, y funcionarios han dicho que la reunión de los líderes del G20 este verano dará forma al trabajo de la OCDE sobre el tema en adelante.
El informe de la OCDE, publicado el martes, analizó datos del 2018 de 44 países de la OCDE y el G20 que son responsables del 80% de las emisiones globales de carbono.
Midió el “puntaje del precio del carbono”, es decir el progreso de un país hacia el objetivo de fijación del precio del 100% de las emisiones, con base en medidas que incluyen permisos, precios del carbono e impuestos especiales sobre el combustible.
Los 44 países lograron una puntuación de sólo 19% en el nivel de fijación de precio en 60 euros por tonelada métrica de emisiones de dióxido de carbono.
Fijar el precio del carbono en 60 euros es “consistente con un escenario de descarbonización lenta para el 2060”, y duplicar ese precio a 120 euros es “una estimación central del precio del carbono necesario en 2030 para descarbonizar a mediados de siglo”, según el informe de la OCDE, que cita análisis académicos.
Los puntajes de fijación de precio del carbono fueron más altos en el área de transporte por carretera (80% a 60 euros por tonelada métrica) y los más bajos, solo el 5%, fueron para la electricidad y la industria, según el informe.
La OCDE publicará más investigaciones sobre el precio del carbono el 28 de abril.