:quality(75)/arc-anglerfish-arc2-prod-elcomercio.s3.amazonaws.com/public/GPAWLMRSSNAK5HNPIZSZLEGJTQ.jpg)
Tan pronto como Vladimir Putin finalizó el llamado telefónico con el desesperado primer ministro italiano, la ayuda rusa se estaba cargando en aviones militares, en dirección al epicentro de la pandemia de coronavirus.
El envío fue objeto de una recepción de alto perfil por parte del gobierno de Giuseppe Conte, a la que asistió el ministro de asuntos exteriores, Luigi Di Maio, para ver la llegada de los refuerzos en un aeropuerto militar al sur de Roma el domingo por la noche. Según el Ministerio de Asuntos Exteriores italiano, además de máscaras y trajes de protección, ventiladores, hisopos y equipos de prueba, había médicos y equipos de desinfección a bordo.
Con el colapso de la economía italiana y de sus hospitales ante una avalancha de nuevos casos, el Banco Central Europeo aumentó drásticamente su programa de compra de bonos la semana pasada y la Unión Europea está considerando liberar su fondo de rescate de 410,000 millones de euros (US$ 440,000 millones) para ayudar a mantener el país a flote. Sin embargo, el bloque ha quedado expuesto a un golpe de Estado de relaciones públicas por parte de Rusia y China en un estado miembro crítico.
Los líderes de la UE han despertado el resentimiento en Italia al restringir las exportaciones de suministros médicos críticos, mientras preparan sus propios sistemas de atención médica para una avalancha de infecciones.
Eso abrió la puerta a Putin y a Xi Jinping en China. Los suministros rusos fueron enviados con una pegatina con forma de corazón y las palabras “De Rusia con amor”, informó el cable de noticias Ansa.
“Todo se trata de percepción”, dijo Nathalie Tocci, directora del Instituto Italiano de Asuntos Internacionales en Roma. “Esta ayuda médica de Rusia no es nada en comparación con los 750,000 millones de euros en activos que el BCE comprará. Pero es muy difícil transmitir la importancia de eso al público”.
La diplomacia oportunista de Putin sigue a un largo cortejo con funcionarios en Roma, quienes han sido los defensores más acérrimos de un acercamiento con Moscú dentro de la UE y la OTAN.
Sin embargo, la carga humanitaria es solo un lado del doble juego de Putin cuando se trata de Europa y su crisis sanitaria. Según un informe interno de la UE, Rusia también es responsable de una campaña organizada que difunde la desinformación sobre el coronavirus con la intención de socavar la confianza en los líderes occidentales.
Para cualquier rival geopolítico que busque socavar la unidad de la UE, Italia es un eslabón débil, ya que muchos de sus votantes culpan al euro por décadas de problemas económicos y se inclinan por respaldar a los partidos populistas y euroescépticos.
Sanciones de la UE
Rusia estuvo vinculada a la Liga euroescéptica el año pasado, luego de un informe que señalaba que un aliado de su líder, Matteo Salvini, había solicitado fondos ilegales en un viaje a Moscú. Salvini ha negado haber cometido un delito.
El sábado, una vez que los ministros de asuntos exteriores y de defensa concluyeron las negociaciones, Putin optó por llamar a Conte personalmente para decirle que la ayuda estaba en camino, según un funcionario italiano que pidió que no se revelara su identidad al hablar de asuntos confidenciales. La llamada también fue una señal de las buenas relaciones personales entre los dos líderes, dijo el funcionario.
“Es una buena política exterior de relaciones públicas, que muestra a Rusia como una fuerza positiva”, dijo el analista de política exterior con sede en Moscú, Vladimir Frolov. “Al igual que Xi Jinping de China, Putin ahora puede decir que su régimen está del lado del bien y que es efectivo porque una persona puede tomar decisiones rápidamente sin tener que prestar atención a la opinión de la población”.
Putin tendrá una oportunidad de que le devuelvan la ayuda cuando la UE tenga que revisar sus sanciones a Rusia por el conflicto del este de Ucrania, donde las fuerzas gubernamentales luchan contra los rebeldes respaldados por Rusia. En el pasado, Italia criticó las sanciones pero no actuó contra su renovación.
Sin embargo, la resolución de Europa se endureció durante la semana pasada y el BCE dio un paso al frente y los gobiernos aceptaron una serie de estímulos fiscales que habrían sido impensables unos días antes. Eso podría convertirse en un poderoso elemento disuasorio si Conte busca profundizar su relación con Rusia.