A primer vistazo los nombres indios en la lista de multimillonarios compilados por Hurun Report, que monitorea la riqueza en algunos países, refuerzan cada vez más la imagen de los poderosos. En la parte superior, para sorpresa de nadie, está Mukesh Ambani (con un patrimonio de US$ 83,000 millones), seguido de Gautam Adani (US$ 32,000 millones). Ambos deben su riqueza a conglomerados industriales (centrados, respectivamente, en petroquímicos así como puertos y centrales eléctricas).
Ambos tienen una habilidad especial para navegar por la burocracia y los alborotadores tribunales de la India. Ambos operan principalmente en Maharashtra y Gujarat, el corazón industrial en el oeste del subcontinente.
Sin embargo, al observar más de cerca, la lista de ricos revela la economía cambiante de la India. La riqueza de Ambani se ha disparado gracias a Jio, la subsidiaria digital de su empresa que administra una enorme red de telecomunicaciones y se ha convertido en una promesa de comercio electrónico.
Otros miembros de la lista de multimillonarios representan cada vez más las empresas del futuro de la India, incluyendo la fabricación de medicamentos y tecnología, en lugar de la industria pesada. Vienen de todo el país. Y sus filas aumentan rápidamente.
Un récord de 50 personas se unieron a la lista de Hurun el año pasado; sólo diez abandonaron (ver cuadro 1). India ahora tiene 177 multimillonarios, frente a los 100 en el 2017 y solo detrás de China (con alrededor de 1,000) y Estados Unidos (aproximadamente 700). Agregue los 30 multimillonarios de la diáspora india, y su riqueza combinada casi se ha duplicado durante el período, a US$ 740,000 millones. Tanto los nuevos ingresos como los que abandonaron la lista cuentan una historia de transformación.
Empecemos por los magnates depuestos. Varios han caído por cargos de fraude hasta el punto de inspirar a Netflix a producir un documental, “Bad Boy Billionaires: India”. Muchos otros deben su descenso a las dificultades con el endeudamiento excesivo.
Subhash Chandra, un comerciante de arroz convertido en magnate de los medios, ha descendido algunas posiciones. Kishore Biyani ha visto disminuir el valor de su endeudado negocio, un imperio minorista llamado Future Group. Lo mismo sucedió con Anil Ambani, el hermano menor de Mukesh, que ha visto caer su fortuna de US$ 42,000 millones a una fracción de eso en los últimos 12 años.
Las fortunas construidas sobre activos físicos están siendo superadas por aquellas impulsadas por el capital intelectual y el gasto del consumidor. Las industrias que solían acuñar a los magnates, como la construcción, están en relativo declive. Doce de los nuevos multimillonarios de este año en la India deben su estatus al sector farmacéutico, lo que eleva su número en la lista de Hurun a 39. Nueve venden bienes de consumo.
El aumento global de las acciones de tecnología ha impulsado las fortunas del software. Incluida la diáspora, ahora representa US$ 95,000 millones de la riqueza de multimillonarios indios, frente a US$ 30,000 millones en el 2016. Los últimos magnates del software incluyen a Jay Chaudhry, que controla Zscaler, una empresa de ciberseguridad con sede en California con una capitalización de mercado de US$ 25,000 millones, y la familia de Shiv Nadar, fundador de HCL Tecnologías, una consultoría de TI cuyo valor bursátil se ha duplicado en el último año a casi US$ 40,000 millones.
Es probable que sus categorías aumenten a medida que más empresas privadas valoradas en mil millones de dólares o más empiecen a cotizar en bolsa, observa Anas Rahman Junaid de Hurun, que rastrea a casi 100 de estos “unicornios”. Dos tercios de estas nuevas empresas tienen su sede en el extranjero, la mayoría de ellas en Estados Unidos.
No todos los magnates indios son empresarios que fundaron empresas exitosas. Especialmente en la diáspora, algunos son administradores profesionales que han dirigido con éxito empresas creadas por otros. Entre ellos se encuentran Thomas Kurian (un ex ejecutivo de Oracle que dirige la división de computación en la nube de Google), Jayshree Ullal (jefe de Arista Networks, una empresa de redes en la nube) y Ajaypal Banga (ex director ejecutivo de Mastercard).
Es posible que pronto se unan a ellos Sundar Pichai, el jefe de Kurian en la empresa matriz de Google, Alphabet, y Satya Nadella de Microsoft (con un patrimonio neto estimado de US$ 800 millones cada uno), así como Nikesh Arora, CEO de Palo Alto Networks, otra gran empresa de ciberseguridad.
Los habilidosos ejecutivos indios pueden ayudar a explicar por qué 41 ciudades extranjeras albergaron indios con activos de US$ 150 millones o más en el 2020, en comparación con 14 hace cinco años. En la India, estos ultrarricos todavía se agrupan en Mumbai, la capital comercial (ver mapa). Pero sus filas están aumentando más rápidamente en lugares como Chennai o Hyderabad. Ahora se pueden encontrar en 70 ciudades en todo el subcontinente, en comparación con 28 en el 2016.
Los multimillonarios indios todavía constituyen una fracción mucho más pequeña de sus 1,400 millones de habitantes que sus pares plutócratas en Estados Unidos, Europa e incluso China, que es aproximadamente tan poblada como India pero considerablemente más rica. Pero si el cambio de imagen plutocrático del país sirve de referencia, al menos las oportunidades para obtener una gran riqueza parecen estar ampliándose.