La política primero, y la globalización y las nuevas tecnologías después, han ido arrinconado el uso diario del alfabeto cirílico en , frente al más internacional latino, hasta el punto de que el Gobierno ha anunciado medidas de discriminación positiva que incluyen incluso multas.

Un dato permite hacerse una idea del desequilibrio sobre los dos alfabetos que conviven en el idioma serbio: según el Registro Nacional de Dominios Internet, en Serbia existen actualmente 101,650 dominios .rs, en latino, y sólo 2.515 .srb, en cirílico.

Los caracteres latinos arrollan al cirílico en internet y en las redes sociales, especialmente entre los más jóvenes, que en sus ordenadores y teléfonos móviles tienen instalado ese alfabeto de comunicación universal y en el que se escriben las lenguas extranjeras que estudian.

Un dominio que se observa también en los quioscos de prensa, donde hay pocos periódicos en cirílico, y en los escaparates de las librerías, donde dominan títulos en latino.

En los nombres de restaurantes, tiendas, productos, empresas y carteles de publicidad predomina el latino, una tendencia que crece con la progresiva entrada en Serbia de marcas extranjeras, que no adaptan sus nombres al cirílico.

El idioma serbio tiene dos alfabetos y en las escuelas se estudian ambos.

Pero mientras que el cirílico se remonta al siglo IX, aunque ha ido sufriendo procesos de modernización, el uso de los caracteres latinos es mucho más reciente y se reforzó con la creación de Yugoslavia en 1918 y la influencia de la variante croata del idioma, que usa el alfabeto latino.

"Los medios e Internet han impuesto el latino como alfabeto de comunicación universal, lo que influye en que la gente joven emplee inconscientemente el latino", explicó el Ministerio de Cultura en respuesta a una pregunta de Efe sobre los motivos de las nuevas normas de protección del cirílico, aún no aprobadas.

Ya en el 2014, un estudio de la agencia Open Source concluyó que el 47% de los ciudadanos usaba exclusivamente el latino, frente al 36% que prefería el cirílico y el 17% que alternaba ambos alfabetos.

Principalmente en Belgrado, y entre los jóvenes de entre 20 y 29 años, el latino se imponía ya entonces como código de escritura preferente.

Ante esa situación, el Gobierno ha decidido actuar para proteger lo que considera un "patrimonio cultural de primer orden" que entiende está en peligro.

"Hay que ayudar a lo que está en peligro, y en esto no hay discriminación", argumenta el Ministerio de Cultura.

Con su proyecto, el Gobierno quiere "impulsar el uso del cirílico para detener los procesos de desplazamiento", pero asegura que no son medidas contra el latino.

Las enmiendas a la Ley de Uso Oficial del Idioma y el Alfabeto imponen el uso del cirílico, sin abandonar el latino, a todos los organismos e instituciones públicas, desde Ayuntamientos a escuelas y Universidades.

Pero también las empresas privadas serbias tendrán que usar el histórico alfabeto en sus nombres, descripción de actividades, facturas y hasta instrucciones de uso de sus productos.

Los rótulos de tiendas, restaurantes y cualquier otro negocio tendrán que estar en cirílico.

La empresas extranjeras no tendrán que cambiar el idioma que aparece en el embalaje de los productos, por ejemplo, pero sí incluir instrucciones de uso y la garantía en cirílico.

Aunque aún no se han hecho oficiales, varios medios han adelantado que las sanciones por incumplimiento de las normas irán desde 42 a 830 euros para particulares, y hasta 8,300 para empresas.

El lingüista serbio Ranko Bugarski, muy crítico con esta nueva regulación, asegura que el cirílico no corre un peligro tan grave y advierte de lo contraproducente de usar "amenazas, leyes y métodos forzados".

Con él coincide Petar Bunjak, profesor de Filología de la Universidad de Belgrado, quien asegura a Efe que una ley no podrá evitar la marginación del cirílico y que la política sancionadora puede causar un efecto bumerán.

No obstante, recuerda que esta ley es un caso de "discriminación positiva", un mecanismo que se usa para proteger a las minorías.

Según Bunjak, el debate del uso del cirílico y del latino en idioma serbio tiene un componente "sociológico y hasta socio-lingüístico", que tiene que ver con el prestigio del latino como alfabeto de las lenguas de Europa Occidental, frente al cirílico, que se relaciona con el Este de Europa y Rusia.

Bunjak llega a referirse a un "columpio identitario" en el que los serbios oscilan, ya desde el siglo XIX, entre optar por una orientación cultural y geopolítica occidental y europea, u oriental y rusófila.

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