Gabriel Boric, presidente electo de Chile. (Getty Images).
Gabriel Boric, presidente electo de Chile. (Getty Images).

Sin mayoría en el Congreso para llevar adelante sus proyectos, con problemas económicos en el horizonte y la tarea de sanar una sociedad que emerge maltrecha de una campaña polarizada, el nuevo presidente electo de Chile, el izquierdista Gabriel Boric, enfrenta un camino cuesta arriba.

Los expertos aseguran que una de las primeras tareas de Boric, a quien sus detractores tildan de “comunista”, será tranquilizar a los mercados financieros sobre la estabilidad de una de las mayores economías de América Latina.

Boric, de 35 años, prometió en su campaña impulsar un “Estado de bienestar” en uno de los países con mayor desigualdad social del mundo, una brecha en el origen del denominado “estallido social” del 2019 que sacudió al país y a su economía.

Tras su elección el domingo, prometió “expandir los derechos sociales” pero manteniendo la “responsabilidad fiscal”. “Lo haremos cuidando nuestra macroeconomía”, dijo.

Incluso si quisiera impulsar cambios radicales al modelo económico neoliberal chileno, para el joven presidente sería difícil convencer al Congreso, que está dividido en partes iguales entre partidos de izquierda y de derecha.

Gobernar será muy, muy difícil”, señaló Michael Shifter, del centro de análisis Diálogo Interamericano en Washington. El nuevo presidente “tendrá que negociar y hacer acuerdos y alianzas”, estimó.

Esto podría debilitar su atractivo entre simpatizantes de Boric con altas expectativas de un cambio rápido.

Podrían sentirse frustrados, y entonces no sería solo descontento en la derecha y desconfianza en la derecha, pero también decepción en su propia base”, estimó Shifter.

“Sanar a una nación”

La participación en el balotaje del domingo (55,4% según las proyecciones oficiales) fue récord en un país de alta abstención y con un electorado de centro que quedó huérfano de candidatos cuando Boric y el derechista José Antonio Kast quedaron como rivales en el balotaje.

Incluso entre quienes apoyaron las políticas socialmente liberales de Boric y sus promesas de cambios socioeconómico había sospechas de su alianza política con el Partido Comunista.

Muchos votantes dijeron que sufragarían por “el mal menor” entre Boric y Kast, un defensor del dictador Augusto Pinochet (1973-1990). “Boric tendrá que sanar a una nación”, declaró Patricio Navia, de la Universidad de Nueva York.

Pero el proceso de redactar una nueva Constitución aún está en marcha y habrá un plebiscito sobre la nueva Constitución en menos de un año. Así que no creo que haya mucho tiempo para sanar. El 2022 será un año duro”, agregó.

Una convención dominada por representantes de izquierda redacta una nueva Constitución para reemplazar la aprobada bajo el régimen de Pinochet, a la cual se otorga el crédito del relativo bienestar económico chileno, pero se le culpa también por una fuerte desigualdad social.

Un 1% de los chilenos posee el 25% de la riqueza, según un organismo de la ONU.

La nueva Constitución -una respuesta a las protestas del 2019- será sometida a votación el año próximo.

Desaceleración económica

Mientras, todos los ojos estarán en los mercados el lunes. “Puede ser que haya gente que saque su dinero de Chile e inversores que no lleguen, eso afectaría la economía y luego se verá gente en las calles”, estimó Shifter.

Tras una caída del Producto Bruto Interno (PBI) de 5.8% en el 2020 debido a las restricciones impuestas por la pandemia de coronavirus, Chile termina el 2021 con una proyección de crecimiento de 11.5%.

Pero el 2022 probablemente sea un poco más duro, con una anunciada desaceleración, ya que los ecos de la pandemia continúan.

Sin duda el gobierno enfrentará dificultades debido a la situación económica, se espera una fuerte desaceleración en los años venideros”, señaló María Jaraquemada, del Instituto para la Democracia y la Asistencia Electoral.

Gran parte del reciente crecimiento fue alimentado con ayudas del gobierno por unos US$ 3,000 millones para estimular una economía devastada por la pandemia, y por retiros anticipados de los fondos de pensiones privados por unos US$ 50,000 millones.

Aprobados por el Congreso bajo una fuerte presión de la opinión pública, los retiros son una medida de alivio de la pobreza a corto plazo que dejará a millones de chilenos con una jubilación mucho menor a la prevista.

El Banco Central de Chile ya ha subido desde octubre dos veces la tasa de interés, en 1.25 puntos porcentuales cada vez.

Ahora, en 4%, se espera que suba nuevamente en el 2022 para contener la inflación -que cerraría el año en un 6%, el doble de la meta.

Las ayudas gubernamentales también cesarán en diciembre.

El nuevo presidente “se hará cargo de un escenario macroeconómico complejo, en el cual tendrá que gestionar el retiro del estímulo fiscal”, afirmó Juan Ortiz, de la facultad de economía Diego Portales.

Boric ha prometido controlar la deuda fiscal, que en junio alcanzó el 33% del PBI.