Eduardo Morón

Presidente de Apeseg

Frente a los reclamos de los productores agrarios, el Gobierno ha decidido formar una comisión multisectorial que revise los diferentes problemas de los diversos sectores dentro del agro peruano. Esta revisión debe servir para definir de una vez cuáles son las herramientas que no han resultado ser las más costo-efectivas, las que son imposibles de ejecutar porque implican desconocer tratados internacionales firmados previamente; y las que pueden ser convenientes para ciertos productores agrarios, pero que van en contra de los consumidores nacionales y por lo tanto son soluciones que resuelven problemas generando otros.

Cuando uno analiza el sector de agroexportación, ve un sector consolidado, en franco crecimiento. Cada año exporta mayores montos, a más países, y más productos. Claramente, es un ejemplo del agro que sí funciona, que es capaz de ofrecer fuentes de empleo formal, con salarios inclusive mayores que los salarios mínimos que marca la ley. Sin embargo, esa foto es muy diferente cuando vemos a los pequeños productores agrarios de nuestro país.

En el caso de dichos productores, tienden a ser extremadamente pequeños emprendimientos, sin acceso a crédito, o a innovaciones que puedan hacerlos más productivos. Por su tamaño, es mucho más difícil diversificar riesgos, diversificando cultivos. Claramente, sus mercados, tienden a ser su única plaza, con lo cual tienen menor capacidad de vender ventajosamente sus productos.

De otro lado, si ocurriese un evento catastrófico solo si son productores de subsistencia y parte del programa de Seguro Agrario Catastrófico (SAC), tendrán a su disposición una indemnización que está pensada para darles una segunda oportunidad de siembra. Hoy, solo 8 de 25 regiones son parte del SAC. Además, no todos los distritos de esas regiones están incluidos, sino solo ciertos distritos de alto nivel de pobreza.

En este sentido, sería ideal que los gobiernos regionales pusieran sus recursos para fortalecer este programa que ha sido eficaz en darles esta segunda oportunidad a los productores de menores recursos.

Pero no todos los productores agrarios son tan grandes como los de agroexportación ni tan chicos como los del párrafo anterior. Hay un gran universo de pequeños y medianos productores que tiene algo de acceso a crédito, que puede apalancar sus recursos para sembrar extensiones más grandes pero que también están expuestos a eventos catastróficos que pueden ponerlos en situación de quiebra y, por ello, la solución planteada en el marco del Diálogo Público Privado que viene dándose hace varios años es un seguro semisubsidiado que les permita en dicha situación tener la capacidad de pagar sus deudas pero tener capacidad de volver a sembrar. De nada serviría que solo pudiesen repagar su deuda, pues no tendrían fuente de ingresos futuros.

Lo que se debe buscar es que, dado que estos productores no son familias de pobreza extrema, deben poner de sus propios recursos para protegerse de estos riesgos. Es fácil pedir apoyo al Gobierno una vez que se den los problemas y claramente es más barato asegurar a tiempo que remediar una vez ocurrido el daño.

Lo complejo aquí es fijar qué porcentaje debe poner el Estado y cuál los productores. Pero, el objetivo central debe ser que los productores estén debidamente asegurados en todo momento.

Desde el sector asegurador estamos convencidos de la importancia de apoyar al agro nacional, pero siempre con las mejores herramientas de política pública. Ojalá que este diálogo en el marco de la comisión multisectorial sirva para avanzar en construir un agro más productivo, más resiliente, que permita a más familias tener una fuente de ingresos segura para su desarrollo.