Por Julio Cabrera
Especialista en Gestión Deportiva de la PUCP
¿Es acaso el mejor ejemplo de la improvisación de la gerencia de organizaciones en el país? Por las consecuencias finales se podría decir que sí.
Uno de los equipos de fútbol más populares de Perú y Sudamérica, el club Alianza Lima, jugará el 2021 en segunda división. En este punto es clave mencionar que desde el 2013, la Sunat se convirtió en el principal acreedor de la institución (con el 70%) debido a una deuda que bordeaba los 50 millones de soles. Es así que a través de un régimen concursal se iba designando una administración temporal que actuara con funciones para evitar su quiebra y liquidación.
Una gran tarea de marketing entre el 2017 y 2019 llevó al club a obtener el mayor superávit de su historia con alrededor de 8 millones de soles, pasando de ser una institución que cerraba en pérdidas a tener estabilidad financiera. El entorno deportivo sumaba con la obtención de un título y dos subcampeonatos nacionales.
Sin embargo, a fines del año pasado, un grupo de ex dirigentes decidió asumir el 80% de la deuda ante la Sunat (24 millones de soles) y bajo el nombre de Fondo Blanquiazul convertirse en los nuevos acreedores.
¿Cuáles son las razones que llevaron a una institución en recuperación, los últimos años, a tocar fondo? Podemos explicar cuatro errores desde el Management.
1) Muchas voces, poco consenso: se instauró un directorio, una gerencia general y varias comisiones. Las decisiones pasaban por varias personas quebrando una regla muy importante en el mundo de la gestión, saber delegar.
2) Exceso de confianza: a pesar que cada semana los resultados eran adversos se sobreestimó la situación.
3) Enfoque en el corto plazo: la ansiedad por encontrar buenos resultados rápidamente hizo que alterarán las gestiones heredadas que daban buenos resultados imponiendo fórmulas de ensayo.
4) La ausencia de un líder: el plantel de jugadores estaba dividido y tampoco veía en la dirigencia una voz que comandara el barco.
Se calcula una pérdida de 34 millones de soles en sponsors, pago por derecho televisivo, la presencia de público en los estadios a causa del COVID-19 y porque el torneo de la segunda división inicia en mayo. Una reestructuración empresarial exitosa no depende del dinero que se inyecte. Las malas decisiones pueden provocar la destrucción de valor de una institución por más histórica que sea.