PULSO PERÚ. En apenas un mes, el presidente ha logrado un aumento de diez puntos en la percepción de los peruanos de que hará un buen Gobierno, apenas un 5% cree que lo hará mal.

Además del mensaje dado el 28 de julio, la presentación de su Gabinete y sus primeras acciones, quizás lo que ayuda en esta percepción sea su estilo (bailes, bromas y ejercicios), un poco fuera de protocolo y hasta irreverente para algunos, pero que es saludado por la mayoría de peruanos, tal como se demuestra en la última encuesta Pulso Perú.

El también muestra que su declaración sobre "jalarse" a algunos congresistas fujimoristas (frase con la que la mayoría de encuestados está a favor, pero por la que tuvo que disculparse el premier) o la de aceptar "un poquito" de contrabando no han hecho mella en su aprobación, es decir, por ahora goza del llamado efecto teflón lo cual no significa que si esas declaraciones se repitieran no terminaría dañando su imagen.

Entre los temas del mensaje que más impactaron se encuentran los referidos a Implementar los servicios agua y desagüe para todos y mejorar la educación pública, además la población cree que estos ofrecimientos si serán cumplidos por el Gobierno (una sensación que se mantiene por segundo mes consecutivo).

Sin embargo, la mayoría (46%) considera que no logrará acabar con la corrupción. Pero, no todo es color de rosa para el nuevo Gobierno. Un 45% de encuestados está en desacuerdo con que se haya mantenido a algunos viceministros y funcionarios de la gestión anterior (aunque 44% está de acuerdo), al punto que un 43% cree que este Gobierno es muy cercano al de Ollanta Humala, esta percepción puede terminar impactando negativamente.

Por el lado del Congreso, la elección de Luz Salgado ha sido considerada como una buena decisión por la mayoría de encuestados, quienes consideran que hará una mejor labor que su antecesor. Sin embargo, existe casi una certeza de que las relaciones entre y Peruanos por el Kambio siempre serán de enfrentamiento, ya sea hoy (67%) o dentro de un año (44%).

Esta situación genera varios retos al Gobierno. Deberán aprender a trabajar con un Congreso de mayoría opositora y con críticas permanentes a sus acciones, además, tendrán que marcar claras diferencias con la gestión de Ollanta Humala y capitalizar a su favor la sensación de optimismo que hoy tiene la población.