Redacción Gestión

redaccion@gestion.pe

CAMINO EQUIVOCADO. El presidente nos dijo a los peruanos, la noche del domingo, que su gobierno está aplicando reformas y que no hay que concentrarse en temas "minúsculos" –cuando los periodistas Roxana Cueva y Augusto Álvarez Rodrich le "informaban" sobre la inseguridad que aqueja al país–. El mandatario intentó minimizar el asunto apelando a la ya famosa " ", lo que en otras palabras significaría que los ciudadanos nos encontramos sumidos en un estado de paranoia que nos impide ver que la cosa sí está caminando.

¿Pero no será al revés? Lo que los televidentes pudieron apreciar –y percibir– es el presidente es quien parece ajeno a los problemas del país. Es que el grueso de las reformas estructurales (servicio civil, salud, forestería) sigue sin aplicarse pues continúa bajo la forma de leyes sin reglamentos y en el horizonte no se vislumbra ninguna otra de las muchas restructuraciones que el Estado peruano necesita con urgencia.

Tampoco se pudo percibir en el mandatario el liderazgo exigible para tratar el delicado tema de la fallida descentralización. La solución a los problemas de corrupción, inseguridad y desgobierno en los departamentos no pasa por reforzar el control político o llenar los vacíos legislativos, sino por repensar todo el proceso. Se trata de analizar el problema desde una visión de estadista que hasta ahora no logra exhibir.

Y para repensar la descentralización, no es suficiente con que se reúna el Consejo de Estado, sino que también es necesario convocar a la oposición, pese a que también acusa falta de liderazgo –entre otras carencias–. Por cierto, ¿podría alguien recordarle que el Gobierno Central desapareció el 2002 y que ahora tenemos ?

También es perentorio hacerle notar que un líder tiene que asumir posiciones y defenderlas –su negativa a pronunciarse sobre la unión civil es un claro indicio de que sí se preocupa por las encuestas–, y dejar de contradecir a sus ministros –por ejemplo, es el caso del ministro de Justicia –. El presidente Humala y su gobierno no pueden seguir viviendo de percepciones.