El dólar, otra vez

A esa incertidumbre, como alertamos en nuestro editorial de ayer, contribuye la innecesaria postergación del voto en el Congreso para ratificar el adelanto de elecciones (la aprobó en primera votación hace un mes). Pero el Legislativo también tiene responsabilidad directa y específica en el actual repunte del dólar, pues la aprobación de una ley que permite un nuevo retiro de fondos de jubilación de las AFP está provocando que inversionistas de cartera extranjeros vendan sus títulos valores en soles con el objetivo de incrementar su disponibilidad de moneda extranjera.

El impacto del encarecimiento del dólar es conocido, porque ya lo vivimos en la segunda mitad del 2021: aumentarán los precios de los productos importados, entre ellos los combustibles e insumos alimenticios –trigo, azúcar, soya, maíz amarillo duro– que sirven para producir bienes que conforman la canasta básica de consumo como pan, fideos, aceite, pollos y huevos. En otras palabras, la convulsión perjudicará los bolsillos de todos, pero con mayor profundidad en los de las familias con menores recursos. Este efecto inflacionario se sumará al que ya está provocando el desabastecimiento generado por el bloqueo de carreteras.

Otras afectadas por el alza del dólar serán las empresas, sobre todo las micro, pequeñas y medianas (mipymes), que no poseen el peso financiero para realizar operaciones bancarias sofisticadas que las protejan de la volatilidad cambiaria si tienen deudas en dólares. Eso significa que el crédito se encarecerá para ese sector y el problema será mucho más grave para las que importan bienes –como útiles escolares, ahora que se avecina la campaña escolar–.

El BCR posee las herramientas para evitar que el tipo de cambio se dispare, pero no está en sus manos apaciguar a los manifestantes. Su responsabilidad es asegurar que las expectativas inflacionarias no se deterioren y el mal manejo de la crisis política, de parte del Ejecutivo y también del Congreso, le complicará esa tarea.