Editorial de Gestión. Sedapal no planificó la obra como prevención, sino que reaccionó luego de que ocurrió un problema grave. Foto: Hugo Curotto / @photo.gec
Editorial de Gestión. Sedapal no planificó la obra como prevención, sino que reaccionó luego de que ocurrió un problema grave. Foto: Hugo Curotto / @photo.gec

INEFICIENCIA ESTATAL. No es un nuevo eslogan para promover el turismo en el distrito más poblado del país, San Juan de Lurigancho (SJL), sino un caso que ilustra lo que ocurre a nivel nacional: el deficiente manejo de los servicios básicos que están en manos del Estado y la ausencia de planificación urbana. Este último aspecto compete a un conjunto de entidades públicas, pero sus principales funcionarios, pasados y presentes, solo lo recuerdan en discursos y notas de prensa durante las campañas electorales –sobre todo las municipales–, cuando hay que congraciarse con el nuevo presidente y/o ministro del sector, o cuando se presenta la oportunidad de salir en la foto.

SJL posee un largo historial de aniegos de agua potable y aguas servidas, que desembocan en cortes temporales del servicio como medida para evitar daños mayores. Uno ocurrido el 2019 fue la causa del más reciente, a inicios de este mes, que dejó sin agua al distrito por más de diez días –se ha restablecido, pero con restricciones de horario–. Es claro que la responsabilidad recae en el Servicio de Agua Potable y Alcantarillado de Lima (Sedapal), empresa estatal adscrita al Ministerio de Vivienda, Construcción y Saneamiento (MVCS), pero ha sido lamentable ver cómo otros servidores públicos se desentendieron del problema, incluidos el alcalde distrital y el metropolitano, y hasta el titular del MVCS, quien ni siquiera declaró cuando fue consultado por periodistas.

El reciente corte del servicio fue causado por el colapso de una tubería del colector de aguas servidas Canto Grande, el cual está siendo reparado a raíz del aniego del 2019. En otras palabras, Sedapal no planificó la obra como prevención, sino que reaccionó luego de que ocurrió un problema grave. La ausencia de proactividad es una característica de la administración pública peruana. Y la solución que aplicó para abastecer de agua a los residentes afectados refleja otro defecto: falta del sentido de la urgencia. En lugar de que sus camiones cisterna recorran el distrito, los apostó en puntos fijos, generando aglomeraciones (estamos en pandemia) y el aprovechamiento de camiones informales que sí repartían agua “a domicilio”, aunque de dudosa procedencia y por un precio.

En su sitio web, Sedapal anuncia que las obras en el colector culminarán el 26 de noviembre. Mientras llega esa fecha, aquí unos datos sobre SJL, por si este Gobierno realmente quiere servir al pueblo: el 10.5% de viviendas no tiene acceso a agua potable, el 21% no la recibe todos los días y el 16.6% no está conectado a la red de alcantarillado. ¿Sabe de esta situación el presidente de Sedapal?

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