Editorial de Gestión. El Congreso tiene solo hasta el final de esta legislatura para encontrar una vía para aprobar el adelanto de las elecciones generales. (Foto: Presidencia del Perú)
Editorial de Gestión. El Congreso tiene solo hasta el final de esta legislatura para encontrar una vía para aprobar el adelanto de las elecciones generales. (Foto: Presidencia del Perú)

ADELANTO DE ELECCIONES. Desde esta página hemos insistido varias veces en la urgencia de que el logre un acuerdo para (ver Editoriales del 02.02.2023 o del 25.01.2023). En cada ocasión lo hemos hecho guardando la esperanza real de que nuestros legisladores estarán a la altura y lograrán efectivamente hacerlo. Ante la cantidad de oportunidades perdidas en las últimas semanas, sin embargo, es inevitable que esa esperanza se vaya transformado cada vez más en solo preocupación.

Al menos un grupo de congresistas, se ha estado comentando, estaría apostando a que las protestas se calmen ‘por sí mismas’ pronto. Y que, tras ello, quizá ya no sea necesario adelantar las elecciones. Congreso y Gobierno se quedarían hasta el 2026. Para quienes defienden esta estrategia, no sería realmente un problema no llegar a un acuerdo en esta legislatura –lo que ya haría imposible un acuerdo para adelantar elecciones a este año– ni incluso interpretar que ya no es posible retomar esta discusión hasta julio –como ha hecho la Comisión de Constitución y que tampoco permitiría tener elecciones en la primera mitad del 2024–, pues quizá para entonces las cosas ya se hayan calmado.

Esta lectura, sin embargo, no solo es políticamente ingenua sino potencialmente muy peligrosa para nuestra democracia. Como sabemos, es indudable que tras el golpe de Castillo varios grupos violentos aprovecharon la situación para generar caos e impulsar sus propias agendas. Pero también ha habido desde un inicio mucha gente que salió a protestar de forma legítima, probablemente más en contra de un Congreso impopular que en defensa de Castillo (aunque es innegable que Castillo mantuvo más de un 20% de aprobación en promedio, según Ipsos, durante todo el 2022 y que su apoyo era mayor en el sur). Y tras los casos de represión policial y de manifestantes fallecidos, cada vez más gente inicialmente no convencida se ha unido a las protestas. No en vano, según la encuesta de Datum que publicamos en la edición de hoy, un 71% de los peruanos desea que se cierre el Congreso y que la presidenta Dina Boluarte renucie, en un claro llamado a un adelanto de elecciones.

Si no se logra un acuerdo para adelantar las elecciones desde el Congreso, la demanda por la renuncia de Boluarte como única salida crecerá. La rabia y el hartazgo acumulados en tanta gente, como consecuencia de esta crisis, no se van a poder meter debajo de la alfombra. Si estas no se manifiestan en más protestas en los próximos meses, lo harán en las próximas elecciones. ¿A eso apuestan nuestros congresistas? Esperemos que no. Esta es su última oportunidad.