Sector forestal (Foto: Andina)
Sector forestal (Foto: Andina)

DEFORESTACIÓN. Las palabras del papa Francisco en Puerto Maldonado tuvieron más resonancia en el extranjero que en el Perú, pues aquí el problema forestal no genera interés, mucho menos preocupación. En sus discursos, reiteró su compromiso con la protección del medio ambiente –puesto de manifiesto en su encíclica Laudato Si’ (2015)– y subrayó la relación directa entre el deterioro de las condiciones de vida de los habitantes de la Amazonía y la degradación del bosque causada por la minería y la tala ilegal, y la deforestación para dar cabida a monocultivos.

Francisco demostró que en materia de la problemática forestal tiene una visión mucho más clara y amplia que el Estado peruano, que aparentemente no llega a comprender que todos los males del bosque amazónico tienen un solo origen: la desprotección, generada a su vez por el descuido y la inacción, de modo que su solución no llegará con la promulgación de normas legales de alcance parcial ni la creación de entidades reguladoras que operan desde Lima.

Esa solución abarcará la suma de compromisos en casi todas las áreas de gobierno, desde los ministerios (Medio Ambiente, Agricultura, Economía, Interior, Mujer, etcétera), gobiernos regionales y municipales, hasta los organismos de control. Si bien existe una Ley Forestal –que tardó cuatro años en ser reglamentada–, su aplicación está dejando mucho que desear, como evidencian los recientes descubrimientos de embarques de madera ilegal.

En el 2017, las exportaciones forestales cayeron por tercer año consecutivo y tocaron su punto más bajo en una década. Una causa de este retroceso es justamente la mala imagen que el país se ha ganado por no proteger sus bosques, y el mediano plazo no es halagüeño debido a la falta de una política clara para el sector. Ejemplo de estos vaivenes es la Mesa Ejecutiva Forestal, creada bajo el Plan de Diversificación Productiva que impulsó el Gobierno anterior, que ha pasado del ámbito del Ministerio de la Producción al de Economía, y de cuyos avances se sabe muy poco.

Y si el aspecto económico del sector forestal permanece indefinido, el social ni siquiera está siendo abordado. Todos sabemos que las zonas donde se extrae oro ilegalmente son tierra de nadie, la explotación laboral y sexual recuerda los abusos de la era del caucho, y los asesinatos son moneda corriente. Si tanto habla de reconciliación, el presidente Kuczynski tiene la oportunidad de reconciliar al Estado peruano con su población amazónica.