(Foto: Contraloría)
(Foto: Contraloría)

SECTOR SALUD. Si una persona tuviera que señalar los problemas de salud en el país, seguramente los recitaría sin parar: pacientes que no consiguen citas ni medicinas; áreas de emergencia colapsadas por exceso de pacientes; peruanos que no se pueden atender por falta de recursos; zonas del país donde no se encuentra ni el más mínimo servicio. Las causas son variadas, pero el reciente informe realizado por la Contraloría General de la República deja en claro que las dificultades del sector han pasado a ser estructurales y no se resuelven solo con presupuesto.

El análisis evidencia que un 45% de los centros de salud visitados no cuenta con indicadores de gestión, lo que es peor, este es el mismo porcentaje detectado el año pasado, y a pesar de habérseles recomendado establecer indicadores para mejorar los procesos de eficiencia y calidad ninguno lo hizo (este porcentaje sube a 46.67% si se revisan solo las atenciones de emergencia). Además, un 32.3% carece de información correspondiente a presupuestos y gastos y un 36% no cumple con las normas técnicas. Estas cifras evidencian una total desidia por parte de los centros de salud —que incluyen a los que están a cargo de los gobiernos regionales, del Ministerio de Salud, de Essalud y de la Sanidad de las Fuerzas Armadas y Policiales— pues no se han ocupado en resolver problemas detectados hace un año y dejan en claro que mientras no cuenten con las capacidades administrativas básicas, de nada valdría que se les asignara un mayor presupuesto.

La Contraloría también muestra un incumplimiento de 72.7% por parte de los médicos en las horas asignadas a consulta externa (consultorios), eso quiere decir que la dificultad para encontrar citas no necesariamente pasa por carencia de profesionales de salud. Se entiende que si no hay indicadores de gestión será muy difícil que una entidad pueda solucionar estos problemas.

Si bien los mayores incumplimientos están a nivel regional, el problema es general y por ello resulta preocupante notar que la enfermedad del sector salud es crónica y ninguno de los involucrados parece interesado en resolverlo. Si se carece de las autoridades idóneas y de las herramientas adecuadas para realizar una buena gestión, de nada valdrán todas las “medicinas que se le quieran dar al enfermo”, pues caerán en saco roto. El informe de Contraloría debería servir para hacer cambios inmediatos.