
PROGRESO SOCIAL. Como se ha visto en Chile, el crecimiento del PBI no genera necesariamente desarrollo socioeconómico. El concepto “crecimiento inclusivo” que está presente en las políticas públicas desde el gobierno de Ollanta Humala, está ganando relevancia incluso en escuelas de negocios. Justamente Centrum PUCP, acaba de publicar, por tercer año consecutivo, su Índice de Progreso Social Regional del Perú (IPS). Aunque lo preciso sería llamarlo “departamental”, porque el país no está dividido en regiones, el estudio sí es claro en llamar la atención por lo poco que se está avanzando y, también, por las grandes desigualdades que existen entre departamentos.
Con respecto a lo primero advierte que, si se tiene en cuenta el ritmo actual, el Perú alcanzaría los objetivos de desarrollo sostenible (ODS), que son impulsados por las Naciones Unidas, recién en el 2064. El IPS mide tres dimensiones: necesidades básicas humanas, fundamentos del bienestar y oportunidades, cada una dividida en cuatro componentes y en indicadores (51 en total). Este año hay un nuevo líder: Moquegua, que con 62.6 puntos (de 100 posibles) superó a Lima Metropolitana (62.5). Entre el primero y el último existe una brecha de 17.8 puntos, que es incluso mayor que la del 2018 (17.5).
Ocho departamentos, más Lima Metropolitana, se ubican en el nivel “medio bajo” de progreso social, el mismo número que el año pasado y solo uno más que en el 2017, mientras que 17 están en el nivel “bajo” y uno (Ucayali), en el “muy bajo”. Sorprende que en la dimensión sobre fundamentos del bienestar el primer lugar lo ocupe Huancavelica –uno de los departamentos con mayor pobreza monetaria–. El estudio lo atribuye al bajo porcentaje de enfermedades crónicas, pues en otros indicadores, como rendimiento escolar y acceso a Internet, no presenta resultados notables.
Pero hay datos que quizás no sorprendan mucho, como la elevada tasa de homicidios en Madre de Dios (46.6 por cada 100,000 habitantes, seis veces superior al promedio nacional), pues ese departamento es, prácticamente, tierra de nadie. Otros datos son vergonzosos, como el aumento del porcentaje de personas que se sienten discriminadas por su color de piel (de 5.94% a 8.06% en tres años). El departamento más discriminador es Ica, paradójicamente uno de los más avanzados según el IPS.
Considerando que ningún departamento ha logrado superar los 63 puntos desde que se inició la medición, cabe preguntarse qué tendría que mejorarse en las políticas públicas para enfrentar los problemas sociales del país y reducir las desigualdades. Pero antes, el propio Estado tendría que tener cierta capacidad de autocrítica y de querer enmendar el rumbo. Hasta ahora, no hemos visto mucho de eso.