El BCR indicó que los candidatos presidenciales no representan un riesgo para la economía peruana (Foto: Andina)
El BCR indicó que los candidatos presidenciales no representan un riesgo para la economía peruana (Foto: Andina)

DESARROLLO HUMANO. El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) publicó la semana pasada su Informe sobre Desarrollo Humano (IDH) del 2019. Nuestro país subió siete puestos (del 89 al 82) respecto del año pasado. No es usual que el Perú escale posiciones en rankings sobre progreso social, y este mes también supimos de mejoras en la prueba PISA sobre rendimiento escolar, de modo que habría que analizar qué se ha estado haciendo bien.

El presidente Martín Vizcarra se aficionó a entregar medallas durante Lima 2019, pero solo doradas, a deportistas peruanos que recogían los frutos de años de entrenamiento y sacrificio –sin mucho apoyo público ni privado, cabría recordarlo–. Parece que le cogió el gusto a compartir los momentos de triunfo, pues fue él quien presentó el IDH 2019, aunque se cuidó de mencionar que el salto en el ranking no se debe a medidas dictadas por su Gobierno.

Al igual que con los ganadores de medallas, el progreso social es producto de un trabajo que requiere de mucho tiempo para dar resultados. Se comienza con el diseño de políticas y su aplicación, que tiene que ser sostenida y convenientemente monitoreada. Teniendo en cuenta que el IDH de este año toma datos del 2018, la mejora en dos de sus cuatro indicadores –el aumento de la esperanza de vida (de 75.2 a 76.5 años) y del ingreso nacional bruto per cápita (de US$ 11,789 a US$ 12,323)– no obedece a políticas implementadas por este Gobierno ni por el de PPK. Los otros indicadores, ambos sobre escolaridad, no mostraron variación.

A diferencia de Vizcarra, que prefiere rodearse de leales que tengan o no capacidad, en los anteriores gobiernos se tuvo una mayor participación de especialistas independientes para la aplicación de políticas de inclusión social y macroeconómicas.

El IDH tiene un enfoque similar este año. Más allá de los indicadores, sostiene que la inequidad de ingresos genera desigualdad de capacidades. También incluye la evaluación de la desigualdad de género, y el Perú ha retrocedido. Lo que no incluye, lamentablemente, es un análisis de los efectos de graves problemas sociales que lastran el desarrollo humano, como el racismo y el clasismo, en especial en un país como el nuestro que diariamente se enfrenta a esas taras.