(Foto: Reuters)
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POLÍTICA MONETARIA. La Reserva Federal de Estados Unidos redujo su tasa de interés de referencia por segunda vez en el año, a un nivel de entre 1.75% y 2%, una medida que ya era descontada por los mercados.

Sin embargo, las diferencias entre los miembros en el banco central norteamericano han despertado la preocupación entre los más esperanzados en un alivio monetario más drástico.

Tras la reunión, se conoció que cinco miembros de la Fed no apoyaron el recorte de la tasa y votaron por mantenerla sin cambios en su reunión de este mes, pese a las recientes señales de desaceleración que se aprecian en la economía norteamericana.

Y esas diferencias se vienen haciendo más notorias en las recientes declaraciones de diversos miembros de la entidad, donde algunos destacan la solidez del gasto del consumidor y del mercado laboral, mientras que otros advierten por el bajo nivel de inflación y temen un mayor impacto de la guerra comercial.

El presidente de la Fed, Jerome Powell, destacó también su disposición de hacer lo necesario para mantener el crecimiento de la economía norteamericana, pero, apagando las expectativas que esa promesa pueda significar, dijo que los siguientes pasos dependerán de los datos.

Lo concreto por ahora es que se han reducido las expectativas de mayores recortes para este año, por lo que en el escenario base se puede esperar una tercera rebaja en la tasa de la Fed en lo que queda del 2019, siempre y cuando no se debilite más la economía estadounidense, o no escale más la guerra comercial de Washington y Beijing.

No obstante, recientemente se revisó a la baja la cifra de crecimiento del PBI de EE.UU. a 2% en el segundo trimestre, advirtiéndose además una fuerte disminución de las inversiones de las empresas norteamericanas, por lo que queda preguntarse si habrá algo que puede mejorar dicha situación en medio de altibajos en las negociaciones con China o la llegada de un juicio político al presidente Donald Trump.

Ante las perspectivas de que la tasa de interés en EE.UU. no caería tan bajo como algunos creían, las presiones al alza para el dólar se incrementarían y quedaría esperar por la evolución de la economía norteamericana y si ella genera una reacción de estímulo más agresiva por parte de la Fed.