COMPETITIVIDAD. El Perú descendió dos posiciones en el Ranking Global de Competitividad 2019, elaborado por el World Economic Forum (WEF), respecto al informe del año anterior y bajó en ocho de los 12 pilares evaluados; instituciones, infraestructura, mercado laboral y sistema financiero son algunos de ellos. Reconocer que esta pérdida de competitividad es una tendencia que el Perú mantiene desde hace seis años es quizás el primer paso para entender que se necesitan acelerar las acciones que lleven al país a mejorar.

Parte de la solución para revertir este deterioro está en el Plan Nacional de Competitividad, y en el Plan Nacional de Infraestructura, que tienen 19 acciones para que el país mejore en el ranking mundial en aspectos como el sistema de justicia, infraestructura, salud, capital humano, mercado laboral, sistema financiero, dinamismo empresarial e innovación.

Si bien hablar de competitividad y productividad puede parecer lejano, lo cierto es que los indicadores que evalúa el WEF son temas que afectan a todos los peruanos en su día a día. Por ejemplo, ratio de asesinatos o la fiabilidad de los servicios policiales, la eficiencia de los servicios de transporte, el acceso a Internet, los derechos laborales y la brecha salarial entre hombres y mujeres son algunos ejemplos de temas que todo Gobierno tiene en su agenda. Y ahora que en enero habrá elecciones para un nuevo Congreso, también deberían formar parte de la preocupación de los parlamentarios que sean elegidos

Pero ¿por qué es importante mejorar en la competitividad y la productividad del Perú? Porque constituyen factores claves para elevar el crecimiento potencial y poner al país en la senda del desarrollo, y si esto es sostenible, mejor aún.

Lograr las mejoras requiere de consenso, el cual —aun con críticas— ya había conseguido en buena parte en el Plan Nacional de Competitividad. Pero dicho documento estaría incompleto si no se avanza también en el Plan Nacional de Infraestructura. Dar los pasos ya establecidos en ambos documentos requiere de algunas leyes las cuales podrían emitirse por decretos de urgencia en algunos casos y no esperar que todo se haga cuando recién se instale el nuevo Congreso.

Además, en varias otras medidas ni siquiera se necesitan normas que pasen por el Parlamento sino acciones por parte de las diferentes instituciones del Estado. Asumir el compromiso de mejorar la competitividad y productividad del país es indispensable más allá de las diferencias políticas.