Los peruanos no tienen cultura de ahorro ni mucho menos cuentan con cultura de pago.(Foto: Pixabay)
Los peruanos no tienen cultura de ahorro ni mucho menos cuentan con cultura de pago.(Foto: Pixabay)

Cultura de pago. En un país como el que vive de crisis en crisis, las autoridades se han acostumbrado a resolver los problemas de corto plazo olvidando trabajar la raíz de las dificultades con planes a mediano y largo plazo. Los ejemplos abundan.

En estos días, las críticas apuntan a la Autoridad de la Reconstrucción con Cambios, pues se centró en reconstruir, pero no en tomar acciones de prevención para evitar daños ante un nuevo desastre natural. Lo mismo puede aplicarse a todas las situaciones críticas de desastres naturales como heladas o huaycos.

Sin embargo, no son los únicos ámbitos donde se ve este tipo de comportamiento. Otro caso claro son los que entrega el. Es evidente que las necesidades requieren una solución inmediata, pero las autoridades no pueden quedarse en esa primera reacción.

Es importante que luego se trabaje en evitar o por lo menos minimizar esas necesidades; de lo contrario, los bonos se convierten en una medicina para bajar la fiebre cuando lo que se necesita es, además, curar la infección y mientras más tiempo se mantenga la entrega del bono en el tiempo, mayores razones tendrá la autoridad para no solucionar los temas de fondo.

Otro ejemplo de cómo las autoridades no miran los efectos de largo plazo que pueden tener las medidas que aplican se da con las facilidades otorgadas para los pagos de créditos vigentes. La nuevamente ha establecido procedimientos para que tanto las como las personas afectadas por inundaciones puedan reprogramar el pago de sus deudas.

Es cierto que es una medida recurrente ya se hizo frente a anterior y durante la pandemia y es una medida acertada. Sin embargo, esta decisión debe venir acompañada no solo con un alto proceso de filtración para que el beneficio llegue realmente a quienes lo necesitan, sino también con un esfuerzo por parte del Estado para fomentar la cultura del pago.

Las necesidades inmediatas que tienen las personas y las empresas no pueden, de ninguna manera, convertirse en la costumbre de postergar indefinidamente los pagos, esperando una nueva medida de reprogramación.

Lamentablemente, en el país hay demasiados ejemplos de cómo un alto número de ciudadanos apuesta por la cultura del “no pago”: basta ver el número de multas de tránsito impagas o todos los procesos de amnistía de las municipalidades frente al pago de arbitrios o impuesto predial.

Si ya es malo que los peruanos no tengan cultura de ahorro, es mucho peor no contar con cultura de pago.

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