La semana pasada, tras conocerse el allanamiento e incautación de varios bienes muebles e inmuebles de Joaquín Ramírez, el fujimorismo parece haberse limitado. (Foto: elcomercio.pe)
La semana pasada, tras conocerse el allanamiento e incautación de varios bienes muebles e inmuebles de Joaquín Ramírez, el fujimorismo parece haberse limitado. (Foto: elcomercio.pe)

Respuestas. Hace seis años, cuando recién iniciaban en nuestro país las investigaciones por el caso , el expresidente, entonces cuestionado por la prensa sobre dos altos funcionarios apristas acusados de recibir sobornos depor la Línea 1 del Metro de Lima, intentó salir del paso con una recordada frase que pareció intentar proyectar una mezcla de lamento y frustración: “Si hubieran mostrado su cola, yo no los hubiera puesto; no son mis ratas”.

Por más indignado que haya intentado sonar García aquel día, no obstante, pocos le creyeron. El problema con este tipo de respuestas ante cuestionamientos a un partido político porque uno de sus dirigentes se ve involucrado en hechos graves es que, aún si uno las aceptase, estas hacen poco por excusar al partido y a sus líderes de la responsabilidad política de haber llevado a esa persona a un cargo de poder.

Asumir esa responsabilidad ante la ciudadanía implica explicarse y disculparse. No basta con simplemente pretender desmarcarse del funcionario acusado, algo que más recientemente solía hacer también .

Pues bien, la semana pasada, tras conocerse el allanamiento e incautación de varios bienes muebles e inmuebles de el parece haberse limitado –al menos hasta el momento– a dar una respuesta que hace recordar a aquella que diera García, aunque sin llegar a la injuria. Como se sabe, Ramírez ha sido congresista por (2011-2016), secretario general nacional y exaportante del mismo partido (2015-2016) y hoy es alcalde de Cajamarca por su propio movimiento regional.

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Desde hace varios años, además, viene siendo investigado por delito tributario y fraude en la administración, en un caso que involucra a la Universidad Alas Peruanas. Según la tesis fiscal, su organización criminal tendría un brazo político del que habrían sido parte Keiko Fujimori y su exasesor Pier Figari, el cual habría tenido el propósito de favorecer a la mencionada universidad desde el Congreso.

Frente a estas acusaciones tan graves, Fuerza Popular se ha limitado a responder por redes poco más que Ramírez “no es afiliado ni dirigente de Fuerza Popular desde hace varios años” y que “no existe resolución judicial que establezca responsabilidad penal”, respecto de su partido o sus dirigentes. Ambas afirmaciones que nadie había sugerido.

Los partidos políticos deben entender que este tipo de respuestas no son serias. Frente a casos tan graves, la ciudadanía no espera que solo se muestren indignados o, peor aún, que busquen negar vínculos evidentes con sus exdirigentes. El país merece respuestas más claras.

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