(Foto: iStock/Ryzhi)
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Editorial Gestión

Si bien dicho reclamo —y las muertes que conllevó— dieron lugar a la conmemoración del 8 de marzo, lo cierto es que la brecha salarial sigue existiendo (mientras más alto el cargo, mayor la brecha, dice el ranking PAR, que publicamos en esta edición); además, la jornada fuera de casa puede ser igual en hombres y mujeres, pero la labor de una mujer no termina al salir del trabajo pues sobre ella siguen recayendo las labores del hogar (páginas 4 y 5).

En el al igual que en otros países de la región, falta un arduo trabajo por realizar, tanto a nivel del Estado como del y la sociedad en general, para avanzar hacia una verdadera equidad entre hombres y mujeres.

De igual manera, las empresas pueden hacer magníficas declaraciones de trabajo por la igualdad, pero mientras el porcentaje de mujeres en los altos cargos de dirección sea marcadamente inferior al de los hombres, no se podrán generar cambios reales, pues no se entiende en su real dimensión las particularidades que implica ser una mujer.

Pero lograr la equidad no se reduce al ámbito laboral: la violencia sigue siendo un grave problema que afecta en mayor medida a las mujeres y mientras —inclusive— los funcionarios de alto nivel caigan en prácticas de acoso laboral —y otras formas de violencia contra la mujer—, es poco lo que se podrá avanzar.

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No se trata solo de dar normas (aunque sin duda faltan varias), en algunos ámbitos se trata de un cambio integral que requiere un arduo trabajo de educación y que seguramente dará resultados en el largo plazo. Es necesario que las niñas cuenten con referentes, es vital la visibilidad de las mujeres que sean referentes en sus sectores y que les permitan soñar a las nuevas generaciones con participar en todos los campos de la vida y no solo en aquellos que tradicionalmente se han asociado a las mujeres.

A nivel , no basta con la búsqueda de la paridad, es necesario juzgar a nuestros representantes bajo los mismos criterios. Las mujeres que se animan a incursionar en política deben sufrir ataques no solo por su labor pública sino, sobre todo, por su comportamiento privado e incluso por la forma de vestir, cosas que sus pares no deben sufrir.

Hay quienes dudan de la necesidad de contar con un día para recordar todo lo que aún queda por trabajar para lograr la equidad. Eso solo muestra cuánto falta por trabajar.

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