Director de la Carrera de Economía de la U. de Lima
Hace algunos años escribí un artículo sobre populismo y pensiones, y parece que el tiempo no ha transcurrido y que algunos políticos populistas siguen considerando que es factible la cuadratura del círculo o construir un sistema pensionario sin aportar fondos, como si fuera posible obtener mejores pensiones con menores contribuciones, terrible falacia que no necesita mayor comentario.
Sin embargo, si entendemos el populismo político como la utilización de procedimientos demagógicos y planteamientos emocionales antes que racionales, entonces es posible explicarnos el accionar de algunos miembros del Congreso de la República. Otra forma de definir el populismo es la utilización de técnicas de aprovechamiento a corto plazo, en lo inmediato, sin importar el largo plazo: “¡Gástate tu dinero hoy, que en el futuro ya se verá!”.
Pues es precisamente todo lo contrario a lo señalado lo que se requiere para construir un sistema de pensiones sostenible, y de esto no parecen darse cuenta la mayoría de nuestros actuales congresistas. Lo anterior no elimina la necesidad de políticas a corto plazo para enfrentar la emergencia originada por la pandemia, como permitir el acceso a parte de sus fondos previsionales a quienes se quedaron sin ingresos.
El ABC para la construcción de un Sistema Nacional de Pensiones exige definir, en primer lugar, de dónde saldrá el dinero; en segundo lugar, cómo se administrará; y en tercer lugar, el universo de beneficiarios.
Sobre lo primero, los aportes al fondo deberían salir de los futuros beneficiarios, actuales trabajadores, y de aportes que salgan del Estado para compensar los fondos insuficientes que se generarían debido a los altos niveles de informalidad en el empleo existentes en el Perú.
Sobre lo segundo, los fondos tendrían que ser administrados profesionalmente por gestores conocedores de los mercados nacionales e internacionales de capitales. En tercer lugar, los beneficiarios deberían ser las 17 millones de personas que hoy forman parte de la población económicamente activa. Se trata de construir un Sistema Nacional de Pensiones para todos y no solamente para un grupo de la población.
En esa línea de pensamiento, las Administradoras de Fondos de Pensiones han resuelto el problema para la población formal y de ingresos medios y altos; sin embargo, no es el caso de los trabajadores del sector informal y menos aún de la población en pobreza. Por lo tanto, se requiere el establecimiento de esquemas compensatorios que permitan la generación de pensiones futuras adecuadas. Los mecanismos de matching contributions y capital semilla van en esa línea.
En cuanto a los gestores, se necesita unificar la supervisión de los distintos sistemas existentes, como el Sistema Privado de Pensiones, la Oficina de Normalización Previsional y Pensión 65, en función del objetivo principal, que implica que todo ciudadano debe tener el derecho a obtener una pensión.
Se debe construir un sistema de seguridad social sólido, uno de cuyos pilares sea un sistema pensionario sostenible, que permita a todos los peruanos la tranquilidad de contar con un presente y un futuro protegidos de situaciones tales como una enfermedad, el desempleo o la jubilación.