El patrimonio cultural y la gestión de su valor

De acuerdo con la Unesco, existen en total 1,007 bienes declarados Patrimonio Mundial, repartidos en 161 países. En el Perú resulta casi automático pensar en Machu Picchu como el espacio natural y monumental más representativo y conocido a nivel mundial.

Y es que el Santuario Histórico de Machu Picchu, en Cusco, forma parte de un grupo de bienes privilegiados dentro de la Lista de Patrimonio Mundial, con la doble declaratoria como Bien Cultural y Natural de la Humanidad, además de ser una de las 7 maravillas del mundo.

El Patrimonio Natural y Cultural se constituye de elementos de la naturaleza, que mantienen su contexto original, intervenidos de algún modo por los seres humanos y a los que se les concede un valor excepcional. Pero además, tiene un valor que va más allá del valor de uso de los bienes patrimoniales: un valor económico; porque genera actividad económica a su alrededor y porque, en sí mismo, es un producto que se ofrece al usuario y es un factor más de creación de valor económico.

El Ministerio del Ambiente propone, desde la Guía de Valoración Económica del Patrimonio Natural, un instrumento de gestión y valoración económica del patrimonio cultural. Esta valoración busca cuantificar, en términos monetarios, el valor de los bienes y servicios ecosistémicos de modo que la información resultante pueda ser utilizada en la adecuada toma de decisiones. Por ello, desde el 2017, el hemos decidido, junto a la Municipalidad de Machu Picchu e Inkaterra, implementar una serie de medidas para convertir al distrito de Machu Picchu en el primer destino turístico Carbono Neutro del Perú.

La implementación de una Compactadora de Residuos Plásticos en el año 2017, a través de nuestra marca de agua “Cielo” e Inkaterra, fue uno de los primeros pasos. Luego, en el 2019, entregamos al Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (Sernanp) otra Planta Compactadora de Residuos Plásticos destinada para la limpieza y el reciclaje en el Camino Inca.

Otras iniciativas implementadas para el cuidado medioambiental por parte de los socios estratégicos son: la Planta que transforma aceite de cocina en Biodiesel, que evita la llegada de 1,000 galones residuos de aceite vegetal al río Vilcanota, generando oportunidades de trabajo en la producción de biodiesel y glicerina; y el Pirolizador de Residuos Orgánicos, que evita la emisión de Gases de Efecto Invernadero (Metano). El biocarbón generado es usado por la comunidad como abono y por el Sernanp en sus tareas de reforestación del santuario. Hay que resaltar la encomiable gestión de los residuos que hace la municipalidad, que permite gestionar con éxito estos recursos.

Machu Picchu Carbono Neutro podrá inspirar a otras maravillas del mundo y otros destinos internacionales a incorporar la acción climática en sus modelos de gestión, ejerciendo un papel clave en la sensibilización de millones de personas respecto de los riesgos del cambio climático y la necesidad de tomar medidas de mitigación.

Machu Picchu es entonces, un ejemplo de economía circular alcanzada a partir del manejo responsable de sus residuos. Esto lo convierte en un destino sostenible y en un modelo replicable de gestión a nivel mundial, en el que convergen la valoración económica del patrimonio cultural y el trabajo conjunto de la empresa privada y el gobierno local.