Mario Vergara
Docente posgrado ESAN
Al comenzar este año, entre las propuestas iniciales del actual candidato de izquierda a la presidencia de nuestro país, era la de estatizar algunas empresas privadas del sector minero, hidrocarburos, e industriales. Está propuesta implicaría, en el mejor de los términos, una absurda nacionalización o estatización, donde el Estado pasaría a ser propietario de algunas de dichas empresas. Adicionalmente, planteó prohibir las importaciones y por ende las exportaciones, ya que es una reacción normal que ante el quiebre de negociaciones comerciales con países que mantenemos tratados de libre comercio, si dejamos de comprarles, ellos harían lo mismo. Considerando que el Perú es el principal exportador mundial de cobre, oro, plata, harina de pescado, y algunos productos agrícolas.
Dicho candidato planteó que, en el caso de que la empresa privada no aceptara las nuevas condiciones de negociación, el Estado peruano debería proceder a la nacionalización de los yacimientos mineros, gasíferos, de petróleo, hidroenergéticos, empresas de comunicaciones, entre otros.
Esta propuesta nos embarcaría a todos los peruanos en un temerario proyecto populista, que nos haría recordar la nefasta dictadura militar que gobernó el Perú de 1968 a 1980, y que estatizó gran parte de las empresas privadas de pesca, petróleo y minería, empresas de tabaco, sal, trigo, leche y harina de pescado, empresas de comercialización de arroz, leche y agroquímicos; así como líneas aéreas. El efecto de la expropiación, gestión y sobre todo control de precios en estos mercados, fue devastador para la economía de los peruanos.
Según el informe del Instituto Peruano de Economía (IPE), el valor actual de las pérdidas acumuladas entre 1968 y 1979 que ocasionaron cerca de 175 empresas estatales en el Perú ascendió a US$18,780 millones.
La historia peruana hasta hace un poco más de treinta años ha demostrado que el Estado no es un buen administrador gerente, habiendo resultado un total fracaso.
Los peruanos aún mantienen con sus impuestos decenas de empresas estatales, incluida Petroperú, Electroperú, Instituto Nacional de Radio y Televisión del Perú y Corpac. Cuando una empresa privada registra pérdidas continuas, simplemente quiebra y cierra; sin embargo, para el caso de las empresas estatales, todos los peruanos cubrimos sus pérdidas con nuestros impuestos, y siguen operando y perdiendo.