(Foto: GEC)
(Foto: GEC)

Jaime Reusche Lummis

Magíster en Economía / MBA en Finanzas

La verdad, no acostumbro escribir artículos de opinión, pero vengo pensando en este tema desde hace varias semanas y no pude resistir más comentar sobre esto al ver las últimas cifras de utilización de tarjetas de crédito en el país (donde el uso de las líneas se ha duplicado en el último mes).

Existen más de 8 millones de tarjetas de crédito asignadas en el Perú (por bancos y financieras, incluyendo las de las tiendas comerciales como Falabella, Ripley, Oh!, etc.), donde ya de por sí, las tasas de interés que se aplican en situaciones de actividad económica regular, son sumamente elevadas (de los márgenes más altos en Latinoamérica con respecto a las tasas pasivas e inflación).

En tal sentido, las tasas que pagan los bancos por depósitos de ahorro, fluctúan entre 0.75% y 4.5% anual, sin embargo las que cobran a los tarjeta-habientes por consumo (con una inflación referencial de 2% anual) van entre 20% (las “mejores” tarjetas –‘Black’, Signature’, ‘Infinite’) y más de 70% anual (las “clásicas”) y por retiro de efectivo superan en muchos casos el 100% anual.

Alguien que por necesidad en estos tiempos se financia a las altas tasas, con digamos 5 Mil soles -y paga el mínimo mensual- resulta que al cabo de un año aun debería más de 8 mil soles, ya que el mínimo mensual usual es 1/36 (o 2.7%) del principal, con lo cual cualquier tasa de interés mensual por encima de 2.8% -la mayoría de tarjetas y todas las clásicas- resulta inexorablemente en un AUMENTO de la deuda. El deudor paga mensualmente, pero se queda cautivo por años pagando un alto costo (tasa de interés) y su deuda va incrementándose en forma constante mes a mes.

Desafortunadamente -por un principio financiero básico- los más pudientes (‘menor’ riesgo) tienen las ‘mejores’ tarjetas y pagan la menor tasa; y los menos pudientes (‘mayor’ riesgo) tienen las tarjetas “clásicas” y pagan las peores tasas. Los que entienden algo de finanzas -y pueden hacerlo- NO se financian y pagan a fin de cada ciclo el total de lo utilizado el mes previo; pagando una tasa de interés de cero% -que es lo que yo siempre trato de hacer- evitando pagar semejantes tasas de interés.

Ahora bien, con el covid-19 la utilización de tarjetas -como era previsible- se ha más que doblado al quedarse decenas de miles de peruanos sin trabajo y/o sin ingresos. El promedio anual de financiamiento con tarjetas en los últimos cinco años ha sido de alrededor de 21 mil millones de soles. Este año sólo hasta marzo ha sido de más de 26 mil millones; a este ritmo podría llegar a los 100 mil millones en el 2020. ¿Y quienes se afectan más? principalmente las personas menos pudientes, precisamente las que mayores tasas pagan.

¿Qué han hecho y están haciendo los bancos y financieras? “R-e-p-r-o-g-r-a-m-a-n-d-o”, es decir extendiendo plazos (¿y las tasas?) ¿Es realista y sensato esto? No hay que estudiar finanzas para saber que las tasas de mora e impago se van a elevar sustancialmente, donde los más necesitados no tendrán alternativas de pago, pudiéndose generar una ‘bomba de tiempo’.

En mi caso, soy una persona que cree firmemente en el libre mercado, y no me gusta la regulación (especialmente en temas financieros) sin embargo creo que en la crisis que estamos atravesando, los bancos y financieras deben explorar el rebajar sus tasas -en forma voluntaria- sustancialmente (especialmente ahora con menores costos en general en el sistema, con las facilidades de fondos del Gobierno); y hacerlo para los menos pudientes (es decir las tarjetas ‘clásicas’ y similares) con una actitud así, considero que se anotarían un “gol de media cancha” en los tiempos actuales. Una alternativa muy interesante para los bancos sería otorgar a estos clientes un préstamo temporal, a una tasa más baja, que se pueda utilizar SOLO para pagar saldos de sus propias tarjetas, reduciendo esta última línea en forma correspondiente. Así no alteran sus esquemas existentes, y brindan un auxilio temporal hasta que pase la crisis.

Muchos bancos y financieras pensarán que la amplia utilización (especialmente de las tarjetas de altas tasas) compensarán la morosidad y pérdidas de los que no paguen, pero esto no necesariamente sería así, pudiéndose estar “disparándose a los pies”; y peor aun generando hacia el futuro una situación social insostenible para sus propios clientes que son los que más les reditúan, y por ende, incrementando la crisis en el país.

Nota: Las fuentes de las cifras mencionadas corresponden a la SBS y BCR.