La exposición reúne más de 100 fotografías de época procedentes de la Colección Jan Mulder, el mayor legado de fotografías originales de época de Martín Chambi.
La exposición reúne más de 100 fotografías de época procedentes de la Colección Jan Mulder, el mayor legado de fotografías originales de época de Martín Chambi.

La Fundación Foto Colectania de Barcelona (España) confronta en la primera exposición antológica dedicada a Martín Chambi su obra con la de otros fotógrafos contemporáneos que retrataron y documentaron los Andes peruanos, como Irving Penn, Eugene Harris o Robert Frank.

Andrés Garay y Stefano Klima son los comisarios de esta exposición, que se podrá contemplar en Barcelona desde el 1 de abril hasta el 12 de junio, y que ha contado con la colaboración principal de la Fundación Banco Sabadell.

De origen indígena, Martín Chambi (Coaza,1891-Cusco, 1973), fotografió durante años los Andes peruanos, reivindicando el pasado prehispánico a través de imágenes de ruinas incas y el retrato de la vida de las comunidades andinas a principios del siglo XX.

De esta forma, Chambi incorporó a la fotografía local de la época una nueva perspectiva, proponiendo una mirada unificadora de Perú y dando luz a discursos indigenistas que comenzaban a cobrar fuerza en aquel territorio.

En 1924, fotografía Machu Picchu, siendo el segundo en hacerlo después de Hiram Bingham, quien lo había hecho en 1913 para la revista National Geographic, y a partir de esa experiencia, su trabajo entró en una nueva etapa donde el manejo de la luz, la forma, el espacio y la textura, sumado a una manera muy particular de encuadrar, lo convirtieron en un emblema de la fotografía contemporánea y documental en Perú y América Latina.

La exposición reúne más de 100 fotografías de época procedentes de la Colección Jan Mulder, el mayor legado de fotografías originales de época de Martín Chambi.

En esta exposición, las fotografías de Chambi se confrontan con obras de los fotógrafos Irving Penn, Eugene Harris, Werner Bischof, Robert Frank, Pierre Verger, Max T. Vargas, Luigi Gismondi o Manuel Mancilla, que visitaron las zonas del sur andino peruano en el mismo período.

Aunque su actividad profesional se inició en 1908, el trabajo de Chambi se concentró en Cusco desde 1920 hasta la década de 1950, y durante ese tiempo se consolidó como el fotógrafo más importante de Perú y de Latinoamérica mientras contribuía a que la antigua capital del imperio inca fuera un destino deseado por diversos campos de interés”, subrayó el comisario Andrés Garay.

En el recorrido expositivo emerge el proceso de documentación que Chambi hizo de la vida andina: “Las actividades rurales en las comunidades, el paisaje, los innumerables sitios arqueológicos, las fiestas populares y urbanas, la llegada de la modernidad —avión, moto, carreteras, fábricas—, los grupos y tipos autóctonos, y todo aquello que él consideró significativo de la historia, del presente y sus transformaciones”, remarca Klima.

Las miradas diversas de Chambi y sus contemporáneos tempranos (Max T. Vargas o Luigi Gismondi) o de mediados de siglo (Robert Frank, Irving Penn o Pierre Verger) tienen un escenario común, pero “cada imagen permite aproximarse a su autor, pues no solo emerge el aspecto técnico logrado, sino que además deja entrever la comprensión sobre el funcionamiento de la fotografía y las posibilidades expresivas que desarrolló cada uno”, añaden los comisarios.

La exposición se estructura en cinco áreas temáticas, que comienza con un conjunto de fotos de Machu Picchu, tomadas desde su primer viaje en 1924, que, más allá de la documentación arqueológica, ofrecen una “mirada estética”, o en la expedición pluridisciplinar de 1928 en la que revela la magnitud arquitectónica de los restos de una civilización desaparecida.

Partiendo de su formación en materia de retrato fotográfico en Arequipa a principios del siglo XX, Chambi, desde su posición de artista del retrato de estudio, aplicó en Cusco la riqueza formal y cultural de este género.

Bajo el epígrafe “Gigantes en estudio” se pueden ver retratos de indígenas como el indio centenario de Vargas de 1903, el gigante Sihuana de Chambi de 1925, el retrato hecho por José Gabriel González del líder campesino Miguel Quispe, un personaje que reivindicó los derechos de los indígenas en sus comunidades, o las fotos de los pobladores autóctonos con sus trajes que fascinaron a Irving Penn.

Como en todo retrato, hay una señalización del ‘otro’ y, como tal, se abre la posibilidad de reconocer las diferencias entre quien ve y a quien se ve”, apuntan los comisarios.

Sin que exista evidencia de que se dedicara sistemáticamente a producir resinotipias o bromóleos, propios del pictorialismo tardío, Chambi reivindicó el gusto pictorialista en algunos temas y escenas que viró indistintamente en diversos tipos de papel y formatos, y recurrió a composiciones y contraluces dramáticos con luz natural.

Cierran la muestra los autorretratos que se hizo a lo largo de toda su trayectoria en grupo o en solitario, en paisajes, calles o sitios arqueológicos, que permiten ser leídos como “un relato íntimo construido en secreto”, para declarar su origen y su ubicación, su pertenencia a un mundo andino tan complejo en su presente y tan misterioso en la revelación de su pasado.