Redacción Gestión

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Buenos Aires/Los Cabos, México (Reuters).- La presidenta argentina, Cristina Fernández, y el primer ministro del Reino Unido, David Cameron, discutieron el martes durante la cumbre del G-20, en un nuevo episodio de la escalada diplomática que mantienen ambos países por la soberanía de las .

El incidente, que terminó con la abrupta partida del líder británico, sumó tensión al cortocircuito que mantienen Buenos Aires y Londres y que se agudizó recientemente con el 30 aniversario de una guerra en la que el Reino Unido se aseguró el control del archipiélago que reclama el país sudamericano.

Según el portavoz de la presidencia de Argentina, Alfredo Scoccimarro, Cameron se acercó a la mandataria Fernández para agradecerle su apoyo a la creación de un banco central europeo durante la cumbre.

Pero tras un breve diálogo, el primer ministro británico la interrumpió "exigiéndole respetar el referendo de los isleños", en alusión a un plebiscito recientemente convocado por los habitantes de Malvinas para decidir por cuál país quieren ser gobernados.

Fernández le respondió que "lo que realmente se debía respetar eran las cuarenta resoluciones de las Naciones Unidas y del Comité de Descolonización" que piden retomar el diálogo sobre la soberanía de las islas, según citó Scoccimarro a la mandataria en declaraciones a periodistas en Los Cabos, México, que fueron transmitidas por televisión en Argentina.

La mandataria tenía entre sus papeles las resoluciones de Naciones Unidas (ONU) e intentó entregárselas a Cameron, que no las aceptó y dijo que "no iba a hablar de soberanía", agregó el portavoz argentino.

Pese a que Fernández insistió en que sólo quería dialogar, Cameron se retiró del lugar sin el sobre con las resoluciones.

De acuerdo con una portavoz británica consultada por Reuters, la presidenta Fernández tenía un documento en sus manos, pero no fue claro que quisiera entregárselo a Cameron.

"Deberíamos creer en la autodeterminación (de las islas) y actuar como demócratas aquí en el G-20", afirmó Cameron antes de retirarse, según la versión británica del episodio.

La presidenta argentina acusa al Reino Unido de mantener "enclaves colonialistas" y de negarse a negociar la soberanía de unas islas que están bajo control británico desde 1833.

El Gobierno británico dice que no discutirá el control de Malvinas y acusa a Argentina de "agresión" y de perjudicar la economía del archipiélago con restricciones comerciales.