Redacción Gestión

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(Bloomberg).- La del pasado viernes es el último de una serie de ataques con fuertes vínculos con Bélgica, sumándose a la creciente evidencia de que este país se ha convertido en uno de los principales refugios para jóvenes radicales con intenciones de aterrorizar Europa.

En tanto los investigadores franceses tratan de reconstruir la identidad de las redes radicales responsables del acto más sangriento de terrorismo en Europa en una década, se supo que dos de los asesinos eran franceses que habían estado viviendo en Bélgica. Desde los ataques del viernes por la noche, la policía ha detenido a otras siete personas en Bruselas de quienes sospechan tener vínculos con tal atrocidad.

"Las redes de reclutamiento se centran en Bélgica", dijo David Gartenstein-Ross, un especialista en lucha contra el terrorismo de la Fundación para la Defensa de las Democracias, con sede en Estados Unidos. Las autoridades se preguntan "si los militantes consideran a Bélgica como un ambiente más permisivo" y si hay "una comunidad de extremistas que pueden moverse de manera relativamente desapercibida".

Enclavado entre las dos mayores economías de la zona del euro, es decir Francia y Alemania, Bélgica ha sido durante décadas más conocido por sus tiendas de chocolate y cervecerías, atrayendo a decenas de miles de turistas cada año a sus calles empedradas y cafés al aire libre. Ahora se enfrenta a una nueva realidad sombría: el país es también un patio de juegos para terroristas.

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'Preparados en el extranjero'"Los terribles ataques dirigidos contra nosotros el viernes fueron preparados en el extranjero por un grupo de individuos instalados en Bélgica que, según mostrará la investigación, se benefició de cómplices en Francia", dijo el ministro del Interior de Francia, Bernard Cazeneuve.

Incluso antes de los ataques del viernes en los que murieron al menos 129 personas, los gobiernos y autoridades antiterroristas ya dirigían sus miradas a Bélgica. A comienzos de año, los fiscales belgas dijeron que sospechaban que al menos uno de los terroristas que mataron a 17 personas en tres días de ataques en los alrededores de la capital francesa, entre ellos nueve periodistas de la revista satírica Charlie Hebdo, habían estado en contacto con un traficante de armas en Bélgica.

También en enero, la policía belga mató a dos presuntos terroristas y detuvo a un tercero en un tiroteo en la ciudad oriental de Verviers, impidiendo así un gran ataque contra funcionares locales.

En agosto, un hombre armado de nacionalidad marroquí fue reducido por los pasajeros en un tren rumbo a París. El hombre había pasado un tiempo en Bruselas y había abordado el tren en la capital belga con una mochila que contenía un rifle Kalashnikov, una pistola automática, municiones y un cuchillo. Era conocido por los servicios de inteligencia belgas, dijo el gobierno.

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'Otro capítulo'"En el último año, hemos tenido casi todos los meses un ataque o un complot frustrado ya sea en Bélgica o Francia, lo que demuestra que hemos entrado en un nuevo capítulo en la historia de Europa en el que serán claves mayores esfuerzos de cooperación e intercambio de inteligencia", dijo el primer ministro belga, Charles Michel, a la cadena pública RTBF.

Las autoridades belgas intensificaron la seguridad e inteligencia el año pasado después de que un pistolero francés mató a cuatro personas en el Museo Judío de Bruselas. Los investigadores dijeron que el agresor había pasado la mayor parte del 2013 en Siria y preparó su ataque desde una habitación alquilado en el barrio Molenbeek de Bruselas.

"Tratamos de tener una visión clara de las redes, y tratar de erradicar eso", dijo el ministro belga de Relaciones Exteriores, Didier Reynders a la prensa en Bruselas.

El gobierno belga afirma que 400 personas han abandonado el país para combatir en Siria, lo que representa la mayor proporción por habitante de cualquier país europeo, según el Centro Internacional para el Estudio de la Radicalización con sede en Londres. De los que ya han regresado, muchos son "muy peligroso" y regresaron "con una misión", mencionó el ministro belga del Interior Jan Jambon.

Muchos más fracasan en su intento de llegar a Siria para luchar con ISIS pero descubren que "lo pueden hacer aquí en Bélgica", agregó Jambon.

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Los ataques del viernesLa Fiscalía de Bélgica dijo que dos de los asesinos que murieron en los ataques del viernes han sido identificados como ciudadanos franceses que vivían en Bruselas. Un total de siete personas en Bélgica han sido detenidas por tener vínculos con los atentados en París, dijo la Fiscalía.

La policía francesa dijo el domingo que estaban buscando a Abdeslam Salah de 26 años de edad, nacido en Bélgica, por su nexo con los ataques. Una patrulla de carretera habría detenido y revisado un auto en donde estaba Salah pero lo dejó ir, dijeron los fiscales la noche del domingo.

Dos autos con placas emitidas en Bélgica fueron encontrados cerca de los sitios de los ataques en París, dijeron los fiscales belgas. Habían sido alquilados en Bruselas a principios de la semana. Una persona que había alquilado uno de los autos fue detenida por la policía el sábado después de ser descubierto en la autopista A2 manejando desde Francia a Bélgica, según la oficina del fiscal.

Si bien las autoridades en toda Bélgica han tenido cierto éxito en prevenir la radicalización y detener a individuos que viajaban a Siria, todavía hay un problema de por sí en Bruselas. Parte de ello se debe a la estructura de la policía, Jambon dijo la semana pasada.

"Bruselas es una ciudad relativamente pequeña, de 1.2 millones", dijo en un evento organizado por Politico. "Y sin embargo, tenemos seis departamentos de policía, 19 municipios diferentes. Nueva York es una ciudad de 11 millones. ¿Cuántos departamentos de policía tienen? Uno".

Jambon, quien se reunió con la francesa Cazeneuve el domingo en París, dijo que a la hora de prevenir el radicalismo, algunas autoridades locales en Bruselas "han sido bastante laxas en este sentido desde hace muchos años".