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El popular legislador se sentará el miércoles en el banquillo ante el plenario del Congreso de Perú, que debe decidir si lo destituye o no, en una nueva batalla de la guerra política con su hermana Keiko.

Primera fuerza política de Perú, el fujimorismo se encamina a sellar su cisma con el empeño de Keiko de expulsar del Congreso a su hermano, lo que conduciría a que ambos se enfrenten en las presidenciales del 2021.

En las horas previas a la esperada sesión del Congreso, dominado por los partidarios de Keiko, su hermano negó que fuera un "cadáver político" y denunció que intrusos ingresaron el fin de semana a su oficina parlamentaria, que estaba cerrada.

"Tal vez han sembrado micrófonos, o solo quieren distraer mi defensa para el miércoles. No hay Fair Play", se quejó Kenji. "No confío en jefes de seguridad del Congreso", que preside Luis Galarreta, un incondicional de Keiko, añadió en su cuenta de Twitter.

"Cadáver político, no (soy); estoy en coma. Hagámoslo más sencillo, es como jiu-jitsu, me están haciendo una llave, me quieren ahorcar, pero todavía hay flujo de aire y de sangre. Estoy esperando el momento perfecto para escaparme de la llave", agregó el hijo menor de Alberto Fujimori, el expresidente de ancestros japoneses (1990-2000).

Keiko se ha lavado las manos diciendo que la moción contra su hermano depende del Congreso, al que ella no pertenece, pero los legisladores que la impulsan son miembros de , el partido que ella dirige.

Kenji está con un pie fuera del Congreso desde el 24 de mayo, cuando una comisión legislativa controlada por el partido de Keiko aprobó un informe que recomienda su destitución.

Sin embargo, el veredicto del plenario es incierto, pues dependerá de negociaciones tras bambalinas de último minuto y de lo que decidan los parlamentarios de varios partidos minoritarios.

El izquierdista Frente Amplio "no se prestará al juego" de Keiko, dijo el legislador Marco Arana, mientras que su colega Gilbert Violeta, del partido oficialista Peruanos por el Kambio, del expresidente Pedro Pablo Kuczynski, afirmó que "éste no parece un proceso correcto".

Impotencia del patriarca
Kenji y otros dos legisladores fujimoristas disidentes están acusados de comprar votos para evitar la destitución de Kuczynski, quien renunció a la presidencia el 21 de marzo agobiado por acusaciones de corrupción.

La guerra fratricida amenaza con provocar un inédito enfrentamiento electoral entre hermanos en esta nación en las elecciones presidenciales del 2021, a pesar de los lamentos del patriarca del clan, quien salió de prisión en diciembre por un indulto concedido por Kuczynski.

El proceso de fractura en el fujimorismo se remonta a las gestiones para lograr el indulto del expresidente Fujimori, de 79 años, quien ve con impotencia que se desvanecen las esperanzas de una reconciliación entre sus hijos.

Keiko, de 43 años, se oponía al indulto alegando que el padre era inocente y que debería ser liberado por la justicia sin mediación del gobierno.

Pero Kenji, de 38, batalló sin vacilaciones por el indulto y no dudó en apoyar a Kuczynski, el rival que había derrotado a Keiko en los comicios del 2016.

Los críticos de Keiko dicen que ella no quería que su padre saliera libre pues le podría disputar el control del partido.

Los analistas vaticinan que con o sin destitución, Kenji va a ser un candidato presidencial "potente" que podría enfrentarse a su hermana en el 2021, pero sus aspiraciones podrían frustrarse si el Congreso lo inhabilita para postular a cargos públicos durante 10 años, como parte de las sanciones que le imponga.

Keiko ha sido candidata presidencial en las dos últimas elecciones, en ambos casos derrotada en los balotajes. Kenji, por su lado, fue el legislador más votado en ambos comicios.