Redacción Gestión

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México D.F. (Reuters).- Los mexicanos elegían el domingo a su próximo presidente bajo fuertes medidas de seguridad, en una contienda que podría marcar el regreso al poder del Partido Revolucionario Institucional, una fuerza que dominó el escenario político del país durante casi todo el siglo pasado.

El candidato del PRI, el abogado de 45 años Enrique Peña Nieto, tiene según las encuestas al menos 10 puntos de ventaja sobre el izquierdista Andrés Manuel López Obrador, quien superó como escolta a la oficialista Josefina Vázquez Mota durante la campaña electoral de 90 días.

En las elecciones más grandes en la historia de México, con la violenta guerra contra el narcotráfico como telón de fondo, el PRI recuperaría la presidencia que perdió en el 2000 después de siete décadas consecutivas en el poder, consideradas por críticos como una era de autoritarismo y corrupción.

Pero hoy muchos mexicanos parecen dispuestos a volver a depositar su voto en el PRI, luego de que el gobernante Partido Acción Nacional (PAN) no lograra crear suficientes empleos ni poner a raya a los cruentos cárteles de la droga.

Desde que el presidente Felipe Calderón asumió en el 2006 y lanzó una ofensiva militar contra el narcotráfico más de 55,000 personas han muerto.

En las elecciones están habilitadas casi 80 millones de personas para votar y están en juego más de 2,000 cargos, entre ellos 628 asientos del bicameral Congreso, seis gobernadores y el jefe de Gobierno de la capital, así como alcaldes y parlamentos locales en 15 estados.

"Estoy seguro que (la elección) será la más limpia e imparcial que hemos organizado", dijo el presidente de la autoridad comicial del país, el Instituto Federal Electoral (IFE) Leonardo Valdés.

El tribunal electoral planea difundir el domingo antes de la medianoche un conteo rápido para la elección presidencial seleccionando al azar una muestra de alrededor de 7,500 casillas.

Amenaza de violenciaDurante la campaña electoral hubo algunos ataques contra candidatos a presidentes municipales o diputaciones locales, que resultaron asesinados o secuestrados.

En estado mexicano de Guerrero, donde se encuentra el popular balneario de Acapulco en la costa del Pacífico, medios locales reportaron que cuatro personas fueron ejecutadas, y además informaron del secuestro de un candidato a alcalde del PRI.

El viernes, un vehículo con explosivos estalló cerca de la alcaldía de Nuevo Laredo, en la frontera con Estados Unidos, dejando al menos siete personas heridas, entre ellas una niña.

Las autoridades han puesto especial atención a los estados del norte y en las costas del Golfo y del Pacífico, lugares donde los temibles Zetas se enfrentan por las rutas de narcotráfico con otros cárteles como el de Sinaloa, que lidera el capo más buscado de México, Joaquín "el Chapo" Guzmán.

El Gobierno aseguró que el Ejército patrullará distintas comunidades del país para garantizar que los ciudadanos puedan votar sin contratiempos.

Las autoridades electorales prometieron que serán abiertas las más de 143,000 casillas en todo el país, incluso en las zonas de mayor violencia.

En la mañana del domingo, a su llegada a la casilla electoral donde votaría en el sur de Ciudad de México, López Obrador dijo que confía en que triunfará.

Al preguntarle sobre un posible regreso del PRI al poder, respondió que "no está el país para retrocesos".

En el 2006 el candidato perdió frente a Calderón por un estrecho margen, denunció que le habían robado la elección, convocó a protestas multitudinarias y bloqueó durante meses transitadas avenidas.

Pero en esta ocasión los candidatos presidenciales firmaron un pacto en el que se comprometen a aceptar los resultados de la elección, vigilada por casi 700 observadores internacionales de 69 países.