(Foto: Grupo EC)
(Foto: Grupo EC)

Al menos unos mil pasajeros se vieron este domingo afectados en el aeropuerto Jorge Chávez, Lima, por la cancelación de la mayoría de los vuelos que tenían como destino , a causa de las violentas protestas que se dan desde el viernes y el consecuente toque de queda decretado por el Gobierno.

Al menos siete vuelos, cinco de ellos de la aerolínea chilena Latam y dos de la también chilena Sky, se quedaron sin operar ante el desespero y desconcierto de los pasajeros, que en algunos casos estuvieron casi todo el día en la terminal a la espera de alguna respuesta por parte de las compañías.

Si bien Latam se ofrecía a reprogramar en el mismo aeropuerto el vuelo a los pasajeros que hacían escala en , remitía a un número telefónico para cambiar el pasaje a aquellos que tenían como destino final la capital chilena.

Sin embargo, la centralita telefónica de la compañía permaneció colapsada durante horas y tampoco permitía realizar cambios de vuelo sin coste, pues sus operadoras argumentaban que el vuelo no les figuraba en su sistema como cancelado, a pesar de que así se anunciaba en el mismo aeropuerto, según pudo comprobar Efe.

Lilia Morales, que había acompañado a sus familiares a la terminal para despedirlos, explicó a Efe que “la aerolínea nunca avisó de la cancelación” y que solo se enteraron cuando llegaron al aeropuerto.

“Llevaba seis horas llamando de corrido y no contestaban. Es una falta de respeto. Hasta antes de salir de casa estuve revisando en internet el estado del vuelo y lo daban como programado”, narró Morales, peruana nacionalizada chilena.

“Mi hermano y mis sobrinas vinieron de visita. Él tiene que entrar a trabajar mañana mismo, pero la aerolínea tiene colapsada las líneas telefónicas y se queda de brazos cruzados. Queremos una solución ya”, agregó.

La acompañante también denunció maltrato por parte del personal de la compañía hacia los viajeros chilenos que insistían en gestionar un cambio de vuelo lo antes posible.

Las protestas en han causado hasta el momento diez muertos, centenares de heridos y más de 1,500 detenidos por grandes actos vandálicos contra servicios públicos como el metro de la capital chilena o comercios, con daños valorados en cientos de millones de dólares.

Los actos comenzaron por la subida del precio del metro de Santiago que después fue anulada, pero han continuado durante todo el fin de semana al aglutinar el descontento social por la desigualdad social, las bajas pensiones, la educación universitaria y la calidad de los servicios de salud, entre otros aspectos.