El juego genera el doble de dinero que la exportación de automóviles de Japón. (Foto: Flick)
El juego genera el doble de dinero que la exportación de automóviles de Japón. (Foto: Flick)

Miles de japoneses juegan a la semana al Pachinko, una popular máquina de juegos en el que cada año se gastan nada menos que US$ 195,000 millones.

Según el portal Hobbyconsolas, el 10% de la población japonesa juega al menos una vez a la semana al Pachinko, el juego de apuestas en el que cada año se gasta lo equivalente al Producto Bruto Interno (PBI) de Nueva Zelanda.

Ante la gran magnitud del negocio, las empresas dedicadas al juego cuentan con un personal que supera al de los 10 principales fabricantes de automóviles del país.

Cabe destacar que el Pachinko genera también 30 veces más que las ganancias de los casinos de Las Vegas en y el doble de dinero que la exportación de automóviles de .

Pese a que la apuesta de dinero está prohibido en el país asiático, los dueños de los locales de Pachinko idearon un sistema de compra-venta de premios para evadir la ley.

La forma en que funcionan estas máquinas es el siguiente: se introduce dinero en la máquina de Pachinko para comprar pequeñas bolas de metal en grandes cantidades. Estas bolas se lanzan con diferente fuerza girando una rueda que hay en el lateral derecho de la máquina.

El objetivo es que las bolas caigan rebotando por ciertas ranuras y para lograr aumentar la puntuación. Eso sí, otras ranuras pueden hacer que los jugadores pierdan las bolas de metal, o se las devuelvan para que puedan volver a jugar.

Las máquinas están diseñadas para que solo otorguen cierta cantidad de premios, por lo que el dueño del Pachinko siempre ganará dinero. A medida que el usuario juegue más, con suerte, ganará más bolas de metal para continuar en el vicio o canjearlas por cosas.

Aprovechándose de una trampa legal, los dueños de los Pachinko permiten que los jugadores utilicen las bolas de metal para canjearlos por premios: peluches, consolas, comida o incluso jabón.

Estos premios luego se venden por dinero en un local que suele estar situado casi al lado de donde se ubica el Pachinko, por lo que se convierte en una forma de lograr dinero por las apuestas, aunque de forma un tanto compleja al tener que recurrir a un intermediario.

Dicho proceso de trueque estaba hasta hace poco estaba controlado por la Yakuza, conocida mafia japonesa.

El negocio de los Pachinko, con más de 10,000 locales en todo Japón y cuyas máquinas más populares están fabricadas por compañías de consola como Sega, está dominado por los japoneses de origen coreano.

La adicción al juego es tan grande que Japón se ha visto casi forzado a legalizar los casinos con otros juegos que ofrecen cupos de ganancias y días de asistencia por persona.

Por ello, para el gobierno japonés se está volviendo complicado frenar un juego como el Pachinko que mezcla ocio, apuestas y hasta costumbres centenarias como el trueque.