El debate en torno a la inteligencia artificial (IA) tiende a centrarse en sus posibles peligros: el sesgo algorítmico y la discriminación, la destrucción masiva de empleos e incluso, según algunos, la extinción de la humanidad. Sin embargo, mientras algunos observadores se preocupan por estas situaciones distópicas hipotéticas, otros han preferido analizar las posibles recompensas.