Mientras que las imágenes satelitales detectan la superficie ya deforestada, el sistema de IA podrá avisar “cuando se esté iniciando el proceso de daño”, ayudando a prevenirlo. (Foto: Difusión)
Mientras que las imágenes satelitales detectan la superficie ya deforestada, el sistema de IA podrá avisar “cuando se esté iniciando el proceso de daño”, ayudando a prevenirlo. (Foto: Difusión)

Cuando una motosierra se encienda para derribar un árbol en un lugar remoto de la , “Curupira” lo oirá y alertará a las autoridades en tiempo real. Este aparato de es un nuevo “guardián” contra la deforestación en la mayor selva tropical del planeta.

A simple vista, este dispositivo desarrollado por la Universidad del Estado de Amazonas parece un discreto módem de internet inalámbrica amarrado a la corteza de un árbol. Pero es mucho más.

Posee un sensor con Inteligencia Artificial, un programa informático entrenado para “reconocer el ruido de una motosierra, un tractor, o lo que pueda causar en la selva”, explica a la AFP Thiago Almeida, gerente del proyecto.

LEA TAMBIÉN: Buscan impulsar inversiones en proyectos ambientales por US$ 2,000 millones al 2025

El aparato es capaz de identificar así una amenaza y enviar en tiempo real la información a una central de alertas.

El objetivo es “complementar otros sistemas de vigilancia” ya existentes, como el control de deforestación por imágenes de satélite, explica el investigador Raimundo Cláudio Souza Gomes, coordinador del Laboratorio de Sistemas Embarcados de la Universidad, al frente del proyecto.

Mientras que las imágenes satelitales detectan la superficie ya deforestada, el sistema de podrá avisar “cuando se esté iniciando el proceso de daño”, ayudando a prevenirlo, sostiene.

El proyecto fue bautizado en honor a “Curupira”, un ser de la mitología indígena conocido por su astucia para engañar a los cazadores y combatir a quienes destruyen la naturaleza. Esto es, un guardián de la selva.

La fase piloto del proyecto, financiada por la empresa local Hana Electronics, puso a prueba diez prototipos en las afuras de Manaos, capital del estado de (norte), en regiones boscosas que permitieron simular las condiciones de los lugares más remotos de la selva.

Según Gomes, los estudios preliminares para que estos sensores funcionen en cadena en la transmisión de información y cubran así grandes distancias “son muy prometedores”.

Mediante una conexión inalámbrica que no requiere internet, cada curupira se mostró capaz de comunicarse con los demás sensores a una distancia de 1km.

Dispuestos a modo de malla por la selva, explica, serán capaces de identificar las amenazas y hacer llegar las alertas hasta cualquier punto con conexión satelital.

Por eso sus creadores ahora están buscando financiamiento para fabricar y colocar en campo entre cien y mil sensores.

También desarrollarán nuevos “curupiras” que identifiquen focos de incendio con detectores de humo y termómetros infrarrojos.

El presidente ha prometido poner fin a la deforestación en la Amazonía para 2030, después de que esta se disparara bajo el mandato del ultraderechista Jair Bolsonaro, con un aumento promedio anual de 75% con respecto a la década anterior.

En la región amazónica, “el delito se instala en las tinieblas. Cuando arrojas luz, lo tornas más difícil”, apunta Gomes.

LEA TAMBIÉN: Brasil deforestó en 38 años un área igual al doble de Alemania

- ‘Made in Brasil’ -

Países como Canadá, Estados Unidos e Indonesia también han implementado por sensores de audio, pero en general involucran costosas conexiones, o grandes antenas para la transmisión de datos, según Gomes.

El proyecto creado en Manaus, en cambio, podría escalarse a un bajo costo.

Los sensores, -cuyo costo de fabricación ronda los US$ 200 a US$ 300 por unidad- ya traen embutida la tecnología que procesa los datos y genera las alertas, lo cual facilita el envío de información, y por su diseño, funcionan con muy poca energía.

“El prototipo inicial es alimentado por una batería común, con la cual tiene una autonomía de un año”, ilustra.

En la selva, esa energía puede obtenerse de fuentes tan diversas como “el balancear de los árboles, diferencia de temperatura, o diferencia de acidez de la savia de un árbol”, explica Gomes.

Implementada a gran escala, la plataforma podría usarse con diversos fines públicos y privados, sostiene el profesor, desde tareas de seguridad, hasta como “auxiliar fiscal” en el incipiente mercado de créditos de carbono, permitiendo a un propietario demostrar que está preservando, por ejemplo.

“Estamos intentando romper paradigmas, mostrando que aquí también hay ciencia, inteligencia, capacidad”, se enorgullece Gomes.

Disfruta tus descuentos del Club de Suscriptores cuantas veces quieras gracias a tu suscripción a Gestión. Más de 300 promociones esperan por ti, descúbrelas Aquí. Y si aún no eres suscriptor, adquiere tu plan AQUÍ.