Sin mucho ánimo se llevó a cabo el All-Star de la NBA. El mismo jugador LeBron James había comentado que su participación sería física, aunque su mente no lo acompañara. Es que el agotamiento mental producto de la pandemia alcanza hasta a los deportistas profesionales. Sin embargo, el negocio no puede parar, menos aún cuando se trata de una liga que mueve cerca de US$ 9,000 millones al año.
Necesidad de estar presente
El año pasado, según el portal Expansión, el encuentro reunió a 7.3 millones de espectadores en EE.UU., la mejor cifra de audiencia de cualquiera de los juegos navideños en los canales de propiedad de Disney, según el New York Times. “Y registró un repunte del 8% en su seguimiento en un año marcado por los malos datos a nivel televisivo”, sostiene el medio español.
Por otra parte, el acuerdo de la liga con Disney y TNT por un valor de US$ 24 mil millones no vence hasta el 2024-25.
Este dato no es menos importante, pues la emisión genera más de US$ 20 millones en inversión publicitaria si se incluyen los concursos de habilidades, triples y mates, así como patrocinios. “Restaurantes de comida rápida, aseguradoras, ‘telecos’ y marcas de coches protagonizan la mayoría de los anuncios”, detalla el informe.
Por otra parte, al ser la NBA una liga con aficionados cuya media supera los 40 años, cada vez se busca más contenido para difundir en redes sociales que atraiga a más jóvenes.
El All-Star es de ese tipo de eventos que maneja contenido ideal para generaciones más jóvenes y en el que se espera que el público invierta muchas horas de su tiempo en verlo.
Los perjudicados con la cancelación
En los despachos de la competición el tema de retrasar algún evento grande como el All-Star resulta espinoso. “Se calcula que hacerlo supone dejar de ingresar 500 millones de dólares”.
Y no solo esto afecta los salarios de las 24 estrellas que participan, sino de los más de 400 jugadores que componen la liga.
“La cuantía de sus contratos depende del volumen de negocio de la liga. Es decir, incluso aquellos que no vayan a participar en el evento se ven afectados en caso de cancelación”, detalla Expansión.
Por ejemplo, Giannis Antetokounmpo fue elegido este año el jugador más valioso del torneo. Este tipo de títulos suman valor a su juego, tomando en cuenta que en el 2020 ya había cerrado el contrato más grande de la historia de la NBA por una suma de US$ 228.2 millones, según reportó ESPN. Además, un cromo del jugador se subastó por la firma virtual Goldin Auctions por más de US$ 1.8 millones, un récord en este deporte, indica el portal Infobae.
Lo que se negocia
Este año, la cita tuvo un marcado carácter caritativo, después de que el año pasado se implantase un nuevo formato. El equipo con más puntos en cada cuarto podría donar 100,000 dólares a la organización sin ánimo de lucro que desease. En caso de empate, dicha cantidad se acumulaba en un bote que se llevaría el ganador del duelo, que podía aspirar a conseguir hasta medio millón de dólares en donaciones.
Esta vez, como compensación al esfuerzo de los participantes, la liga acordó donar como mínimo US$ 2.5 millones a instituciones educativas de la comunidad afroamericana.
Pero, además de dinero, la reserva de minutos en televisión para campañas de concienciación sobre la importancia de ponerse la vacuna contra el coronavirus en la que participarán leyendas como Bill Russell o Kareem Abdul-Jabbar fue un tema sobre la mesa de la negociación.