(Foto: ISTOCK)
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En un centro laboral las personalidades de un equipo pueden no coincidir, la metodología de trabajo diferir y las tácticas de gestión pueden no siempre hacer ‘match’.

¿Es posible disfrutar del trabajo sin mantener una buena relación con los compañeros?

Reconocer las diferencias

“Amar el trabajo, en otras palabras, quiere decir que se posee un salario emocional alto”, señala Ernesto Rubio, gerente general de Ronald, Career Services Group.

Además, el éxito depende en gran medida de la capacidad para tener una relación productiva con los colaboradores, según la autora Lynn Taylor, de

Es cierto que no es posible ser amigo de todos. Sin embargo, “una situación de armonía y compañerismo en las gestiones laborales favorecen exponencialmente los buenos resultados”, rescata Rubio.

Sin embargo, “si se odia a los compañeros es porque hay alguna razón de incompatibilidad de alineamiento cultural”, añade.

Esto, según explica el especialista, es común en empresas peruanas cuando la plana directiva no se ocupa de brindar lineamientos claros de armonía y de responsabilidad conjunta hacia las obligaciones profesionales.

La principal causa de este problema se debe a la falta de liderazgo, empatía multinivel y por una competencia fundamental: el trabajo en equipo.

Aceptar la naturaleza del conflicto

Rubio acota también que es factible obtener buenos resultados, a pesar de no contar con un ambiente ideal. “Pero el desgaste emocional de los colaboradores que están en esa línea es muy alto”, advierte Rubio.

Tatiana Cuadros, psicóloga clínica y organizacional, recuerda que “aunque las personas se encuentren en un entorno laboral, mantienen sus propias cargas personales y entran en conflictos”.

Con el tiempo, a través de estos se reflejan algunas carencias que suscitan emociones negativas y, por ende, se manifiestan en conductas agresivas.

“Se requiere de inteligencia emocional para reconocer, si el problema es por envidia profesional o por un tema de antipatía personal”, ejemplifica Cuadros.

Para el segundo caso, la psicóloga recomienda “realizar una matriz de análisis donde ubique los estímulos que más le irriten para saber cómo lo hacen sentir y más aún cómo reacciona después para modificar la conducta a posteriori”. También es recomendable programar una reunión para conversar, fuera del horario laboral, en un sitio neutral con determinados compañeros.

“Allí, ambos deben establecerse metas en común para el trabajo en equipo”, sugiere Cuadros. Esto los obliga a plantearse el reto de trabajar juntos. “Si se acude con el objetivo de plantear reglas de convivencia, suena más como una obligación y ningún adulto disfruta de las órdenes, sobre todo si se tiene una mala relación laboral”, agrega.

Después del intento

“La renuncia debería ser considerada solo en casos extremos y como última opción”, advierte Daniella Puémape, consultora sénior de Career Partners Perú.

Si no tiene otra oportunidad de trabajo se arrepentirá diciendo “podría haber aguantado un poco más”, comenta Cuadros.

“Tenga en cuenta que una persona negativa no necesariamente emite comentarios de este tipo, sino que también lo manifiesta en actitudes que se tornan contagiosas”, señala Puémape.

Por ello, cuando las perciba “asiente con la cabeza y no dé su punto de vista. De lo contrario, oirá más protestas”, sugiere.

Las Claves

1. Evaluaciones. Identifican problemas de convivencia. Los altos directivos los deben usar para medir el clima del equipo.

2. Reunirse. Para establecer metas y no reglas de convivencia para que no parezcan órdenes.

3. No renunciar. Sin tener otra oportunidad laboral, pues luego pensará: “podría haber aguantado”.

El Dato

Evitar. La mala actitud, los boicots, las críticas destructivas y mentiras atentan contra el compromiso corporativo.