Bloomberg. En el salón del automóvil de Detroit que se celebrará la próxima semana, las camionetas que financian la ciudad dominarán los escenarios.

Pero hay una enorme lista de otros problemas que enfrenta una industria que está viendo cómo las ventas en Estados Unidos bajan y el gobierno federal cambia las reglas sobre impuestos, comercio y economía de combustible.

A continuación encontrará un resumen de lo que estarán hablando los visitantes al Salón Internacional del Automóvil de Norteamérica; esto, cuando no estén al acecho de un nuevo Chevy Silverado, Ford Ranger o Ram 1500.

TCLAN
Con la sexta ronda de renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TCLAN) que se realiza este mes, hablar de la posibilidad de que Estados Unidos se retire del tratado con Canadá y México es una preocupación seria para una de las industrias más expuestas.

Si bien la decisión de una salida no necesariamente pone fin al TLCAN, aumenta el riesgo de aranceles más altos, elevando los precios de los vehículos y haciendo que más consumidores de clase media recurran al mercado de autos usados.

A sacar su calculadora de impuestos
El recorte de impuestos del presidente Donald Trump debería incentivar el gasto de los consumidores, particularmente los acomodados que compran la mayoría de las camionetas y automóviles nuevos que se venden en EE.UU. Si tan solo fuera así de simple. Los que más ganan en estados como California, Nueva York y Nueva Jersey pueden realmente terminar debiendo más al Tío Sam, y esos son mercados enormes para los vehículos de lujo.

Los trabajadores del sector automotor también estarán atentos a la posibilidad de que los fabricantes de automóviles se unan a Fiat Chrysler Automobiles NV en cuanto a compartir los beneficios de una tasa corporativa más baja y anuncien aumentos salariales o bonificaciones para sus empleados en EE.UU.

Sobre los gases
La administración Trump ha estado ocupada reconsiderando las normas. El año pasado, el presidente reinstaló una revisión de los estándares de economía de combustible hasta el año 2025 que la Agencia de Protección Ambiental había intentado bloquear al final del gobierno de Obama.

Si los aumentos programados en los requisitos de consumo de combustible se modifican, retrasan o eliminan por completo, hará una gran diferencia en la rentabilidad de las camionetas y los todoterrenos, y podría afectar el impulso para comercializar automóviles eléctricos más caros.

Construcción de puentes
Otro asunto que la industria espera ansiosamente es un esfuerzo real por aumentar el gasto en infraestructura, como la reparación de las carreteras y los puentes de la nación. Es posible que la administración de Trump proponga un plan de US$1 billón tan pronto como este mes.

Los fabricantes de automóviles y sus inversores estarán interesados ​​en las miles de camionetas que probablemente necesitarían ser compradas, mantenidas y reparadas para encargarse de todo ese trabajo pesado.

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