Tras casi 25 años a cargo de Natalia Majluf, el MALI cambia de dirección. El filósofo y curador español Bartomeu Marí ha tomado la batuta. El plan es claro: refrescar la imagen del museo, con una nueva mirada en las colecciones y programación adyacente. Y, aunque de momento la ampliación del espacio yace en “hibernación”, hay otra carta en juego, la de propiciar la expansión de muestras representativas a Asia.
Se acerca el Bicentenario y, con ello, la expectativa de nuevos proyectos culturales crece. ¿Ya se tiene definido el programa de exposiciones?
Hay ideas que han venido desarrollándose. Una tiene que ver con una gran exposición sobre “Incas”, con la que esperamos arrojar nuevas luces sobre las culturas que se engloban en ese imperio. Otra la llamamos, por ahora, “Imaginando Perú”.
¿Qué discurso narrativo tendría?
Se vincula con la creación de imágenes que representan la nueva nación de 1821 a 1824: el cómo nos dotamos de símbolos, narraciones, relatos para construir nuestra identidad. También podríamos explorar cuáles serían estos hoy en día.
Hace un año, se inició el proceso para la ampliación del museo que parece haber quedado paralizado por un tema de presupuesto. ¿Continuará en stand-by?
El proyecto de ampliación del MALI estaba dentro del programa Obras por Impuestos del Ministerio de Cultura y sé que en algún momento del 2018 se le retiró la prioridad. En los últimos años han sido nombrados numerosos ministros en ese sector, y creo que esos cambios tienen por fuerza relación con esta situación.
¿Cree que esta fase de stand-by continúe aún para el 2021?
El proyecto está en hibernación. Ni se desecha ni tiene un programa de activación inmediata. Probablemente, las conversaciones que podamos desarrollar con la Municipalidad de Lima y otros actores darían alguna salida, pero no podría decir a qué ritmo ni en qué condiciones. Estamos buscando esos encuentros.
¿Qué lineamientos se incorporarían en el museo a mediano plazo?
Por muy relacionado que esté con el pasado, el MALI es un museo del presente. Hay iniciativas que me gustaría (impulsar) para el 2021. Se pueden hacer muchas cosas diferentes, porque el museo es además un espacio de intercambio. Y en eso la relación con el parque es vital.
Concretamente, ¿de qué iniciativas estaríamos hablando?
Vamos a generar más actividad en las colecciones mal llamadas permanentes. Haremos cambios estratégicos para renovar los relatos y las maneras de mirar esos más de 3,000 años de historia que cubre el museo.
¿Qué cambios se contemplaría?
Tenemos, por ejemplo, colecciones que van desde la cultura precolombina hasta el arte contemporáneo de manera lineal y casi enciclopédica. El MALI es un poco un lugar de Bellas Artes. Entonces vamos a intentar incorporar ejemplos potentes e innovadores de subculturas urbanas contemporáneas. La intención es que se aprecie qué formas de expresión que denominamos populares están también conectadas de un modo u otro con las grandes tradiciones de la estética y de la belleza.
¿Y qué planes tiene sobre las programaciones adyacentes?
Sé que antes había proyecciones de la Filmoteca de Lima. Entonces, quisiéramos reactivar en el auditorio en algún momento del año que viene la relación del museo con el cine.
El MALI ya ha gestionado la internacionalización de sus muestras más potentes, sea en otros museos reconocidos o en ferias como ARCO. ¿Qué planes hay respecto a este enfoque?
Continuaremos promoviendo que las exposiciones del museo sigan teniendo una repercusión internacional. Esto es claro. Estamos trabajando para que exposiciones como Quipus o Incas continúen promocionando el arte y la cultura peruanos.
¿Hay nuevos acuerdos de internacionalización confirmados?
Estamos en conversaciones con varias instituciones en Europa y Estados Unidos. También con instituciones coreanas y asiáticas. Antes de llegar aquí, dirigí el Museo Nacional de Arte Moderno y Contemporáneo de Corea, conozco bien la infraestructura de ese país, así que queremos incluir esa parte del mundo en nuestras intenciones.
El Dato
Alianza. De mano de Fundación Telefónica, el MALI desplegará intervenciones en tres ámbitos en que el arte será el eje central: nuevas tecnologías, espacio público (en donde el parque jugará un rol esencial), y educación (que proveerá acceso a información de las colecciones vía online).