(Foto: Difusión)
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El ha generado mucho debido al prolongado tiempo en el que la persona está conectada a la computadora y a otro tipo de factores, como tener que asumir responsabilidades adicionales en casa, señaló el Instituto Nacional de Salud Mental (INSM).

Sonia Zevallos Bustamante, directora de Adultos y Adultos Mayores del INSM, manifestó que, frente a esta realidad, ahora toca reestructurar las costumbres laborales, una vez que se disponga en retorno al trabajo presencial conforme a las normas de bioseguridad establecidas por las autoridades sanitarias.

“Esto hace que las personas se vuelvan ajustar y adaptar a una nueva situación. Cuando las personas ya se ajustaron [al trabajo remoto], nuevamente les decimos ‘ok, ahora regresen a trabajar presencialmente’; esto obviamente genera una serie de situaciones, no solamente de la nueva adaptación en los horarios y en todas estas consideraciones adicionales, sino que se suma el miedo de regresar, miedo a contagiarse, el miedo de llevar la enfermedad a casa”, indicó a la agencia

Esta ansiedad tiene muchas cosas por detrás, dijo, como el miedo, la inseguridad, la anticipación de que las cosas van a ser de una magnitud inmanejable, pero al enfrentar la situación y empezar la readaptación, esa ansiedad comienza a disminuir, tal como sucedió durante el paso a la virtualidad.

Tomada como un concepto global, la (anticipatoria, trastorno de estrés, TOC, etc.) desde el inicio de la pandemia se ha duplicado en Lima y en algunos casos hasta triplicado, pero se debe a muchos factores.

“Los trastornos de ansiedad se han incrementado bastante en personas que han sufrido del covid, en personas que han tenido pérdidas alrededor producto del covid o en personas que no han tenido covid; en toda la población en general ha aumentado, pero las tazas son un poco mayores en estos dos primeros grupos”.

Zevallos sostuvo que el hecho de salir de la calle, pero teniendo siempre en la mente el temor al contagio, a tal punto de perjudicar la realización de labores, puede que requiera la atención de un especialista. Un indicador de alerta puede ser realizar con una frecuencia excesiva el lavado de manos o estar desinfectando todas las cosas del entorno constantemente.

“Estas ideas repetitivas que son irracionales son las que conocemos como obsesiones. A pesar de saber que no deberían de pensarlo, algunas personas no pueden controlar esta compulsión. Sabemos que hay que desinfectar las cosas al inicio y al final, pero no necesito hacerlo cada 15, 10 o 20 minutos, ahí yo veo que ya hay una frecuencia que está incrementada, que no es proporcional y ahí tengo que pensar que algo puede estar pasando”.

¿Cuánto tiempo tomará la nueva adaptación?

Zevallos explicó que los tiempos de adaptación son relativos, dado que dependen de la estructura de la personalidad de cada persona.

Dijo que, en promedio, la adaptación puede demorar de entre dos a tres meses, pero un parámetro de comparación de referencia para cada persona puede ser el tiempo que se necesitó para la adaptación a la situación de cuarentena.

“Los hombres somos animales de costumbres, entonces es difícil romper con nuestros hábitos. Es pasar de una situación, que en realidad son tres situaciones, ¿no? Al inicio de la pandemia me tuve que adaptar a vivir y a quedarme encerrado en mi casa, me adapto y como vemos ahora tengo que romper nuevamente este hábito para tener que adaptarme nuevamente a una situación en la cual hay normas que cumplir, hay riesgos inherentes y que de repente no me es tan sencillo”, añadió.

En el caso de los adultos mayores, los tiempos tienden a ser mucho más largos, indicó, siendo generalmente el doble del parámetro normal. Mientras más edad tiene la persona, le es más difícil adaptarse porque la rutina, el entorno más seguro, genera una mayor dependencia.

La directora de la Deidae recordó que la cuarentena rompió muchos hábitos, tanto saludables como no saludables, como el hábito del sueño, las rutinas, el uso del tiempo libre y los esquemas de horarios, y debido a que se pierde la noción del tiempo también comenzó la procrastinación en muchas personas, que significa dejar las cosas para más adelante.