Augusto Baertl, presidente de Graña y Montero. (Foto: GEC).
Augusto Baertl, presidente de Graña y Montero. (Foto: GEC).

A Augusto Baertl le gustan los retos. Mientras más complejos, mejor. Ha sido gerente de Antamina, presidente de Petroperú y ahora de Graña y Montero.

En cada cargo hay algo o alguien contra el que luchar. ¿Es usted un peleón?, preguntamos al ejecutivo durante la segunda mañana de la CADE. “Me gusta pelear. Además, me gustan los retos que implican el bien del país”.

¿Hay que pelear?
Hay que pelear todos los días de manera sana.

Y quién no pelea...
Vegeta.

¿Sus días son largos?
Estoy ocupado.

¿A qué hora empieza?
Me levanto a las 5:30 de la mañana. Desde siempre, lo he hecho, si casi toda mi vida he trabajado en la mina.

¿Es un ritmo que le gusta tener o que está impuesto?
Me siento mal cuando estoy en mi casa y no tengo nada que hacer. Soy una persona a la que le gusta sentirse útil, y no hoy, sino desde siempre.

¿Qué hace para estar más distendido?
Disfruto de mi familia. Me gusta leer y la fotografía. Me encantan las fotos.

¿Qué le gusta de la fotografía?
Me gusta tomar fotos, ordenar mis álbumes y revisar mis archivos.

¿Es una revisión del pasado?
Me gusta darles una secuencia a las fotos que tengo, para poder compartirlas con la familia, con los amigos, me permite contar dónde he estado y qué he hecho.

¿Cómo descubrió esta pasión?
Desde muy niño. Incluso, he tomado algunas clases, muy pocas. A mi padre le encantaba mucho la fotografía. En la década del cuarenta, del cincuenta, mi padre usaba la fotografía como un medio para poder graficar su visión de ciertas instalaciones en las minas.

La fotografía es para usted…
Un medio de memoria, una manera de ver qué puedo hacer o qué me falta hacer en el futuro. Antes debía de llevar una máquina muy pesada para hacer fotos, ahora las hago con el celular o la tableta.

Se vincula con la tecnología, ¿eso lo acerca a las nuevas generaciones?
Entiendo a las nuevas generaciones, pero muchas veces no se comparte todo de las nuevas generaciones. La vida avanza y las formas van cambiando. Hay cosas que a algunos les pueden chocar y otras que a algunos les pueden gustar. Todo es parte de la evolución propia de la vida.

¿Cuál considera que es el papel que tiene que asumir como líder?
Me toca compartir experiencias, transmitir valores. Ese es mi papel hoy.

¿Le gusta venir a la CADE?
Me gusta mucho, porque se encuentra uno con gente de muchos sectores con los que se puede hablar de distintos temas de la realidad nacional.

¿Siente que los empresarios están más unidos?
Siento que hay poca presencia de los líderes empresariales. No están los que deberían de estar, es un asunto indispensable.

¿Hace cuánto que no sube a una mina?
Hace año y medio. He sido director de Chinalco y he estado subiendo a Toromocho por encima de 5,000 metros sobre el nivel del mar.

¿Qué observa hoy cuando llega a una mina?
Es un ambiente que me gusta, que me hace sentir muy cómodo. Se trata de una visión gratificante de ver cómo las operaciones han mejorado y se han sofisticado.

¿Es más fácil o más complejo hacer hoy minería?
No lo sé. En cierta forma, pareciera ser más fácil si tenemos en cuenta la infraestructura, las nuevas tecnologías, así como mecanismos para poder hacer un trabajo mucho más preciso, mucho más exquisito.

¿Y por qué sería más complejo?
Porque hay estándares más exigentes y, por lo tanto, hay que ser mucho más metódico.