Equilibrio. Para este año, la programación museística no se reducirá a un solo lugar, tiempo ni espacio. La oferta será, en el sentido más amplio del término, diversa: sea por los autores convocados, las disciplinas acogidas o la exploración sobre materiales menos tradicionales. Performances, telares y fotografías serán en parte la apuesta para encandilar hasta a los visitantes menos asiduos.

MALI

En este nuevo periodo, la agenda del MALI será recargada: alista alrededor de siete exposiciones.

En marzo, llegará “Otras historias posibles”, que explora el proceso de formación de la colección del museo e incluye una selección de tejidos prehispánicos y modernos; y se sumará una exposición inédita que reúne la obra fotográfica de José María Eguren y que alberga imágenes compuestas por él junto a una colección de carácter más íntimo.

El artista mexicano Pablo Vargas llegará en abril para presentar una intervención en distintos ambientes del museo. Para junio, tras su paso por ARCOmadrid, destacará “Redes de vanguardia: Amauta y América Latina”, que hace hincapié en el aporte intelectual y cultural de una de las publicaciones más influyentes del siglo XX, y que además pasa revista a las redes establecidas por su fundador José Carlos Mariátegui.

Khipus será, de su lado, la exposición más grande que albergará MALI en el año y que supondrá, en octubre, una exploración sobre su naturaleza, función e importancia.

Por otra parte, la óptica de Flavia Gandolfo será centro de una muestra antológica que propone una revisión de su versátil obra. El montaje considerará dos series inéditas de la fotógrafa que integra la delegación peruana en ARCOmadrid.

La instalación fílmica Spider del artista Marco Pando cerrará asimismo el calendario de exhibiciones: esta recreación de la experiencia física del cine fuera de su contexto habitual tendrá lugar en noviembre.

MATE

Una variación en la agenda de modo que contemple contenidos locales y extranjeros será el enfoque de MATE. Este periodo arranca con las series de tapices textiles de la francesa Yann Gerstberger. Asimismo en abril la peruana Raura Oblitas, cuya obra está ligada a la escultura y su relación con la arquitectura, proporcionará otra mirada sobre Lima: la muestra hará una reflexión sobre la precariedad de las estructuras de la capital que contrasta con un discurso moderno urbano. A esto se incorpora el cierre de la muestra de la obra de Daido Moriyama, de la serie Maestros de la Fotografía.

Rafaela Maggiolo, su directora, indica que el nuevo uso de una de las salas del museo permitirá enriquecer la programación. Y es que la representante del museo sostiene que el propósito no solo es ofrecerle al público una aproximación a las exposiciones, también impulsar actividades paralelas, desde conferencias hasta talleres “que faciliten un acercamiento más personal”.

MAC

Bajo la nueva dirección de Nicolás Gómez, la apuesta para el espacio barranquino girará en torno a cuatro aspectos: una mayor atención sobre arte peruano, la visibilización de jóvenes artistas, la investigación de la colección del museo y la implementación de proyectos de descentralización del arte.

Por lo pronto, “a lo largo de este año tendremos proyectos con artistas jóvenes peruanos con propuestas interactivas de instalación y arte sonoro. Asimismo, el arte contemporáneo local será protagonista”, declaró Gómez. Muestra de esto será la inauguración en abril de un proyecto de performance y danza contemporánea llamado “Habitantes”.

TAGS RELACIONADOS