La tragedia que dejó en escombros ha puesto bajo la mira el estado de los recintos que cobijan nuestro patrimonio cultural. Según Folha de Sao Paulo, el que fuera el mayor museo de historia natural de Sudamérica atravesaba “una decadencia física evidente” que respondía además a continuos recortes de presupuesto.

¿Son también los siniestros un producto de políticas públicas mal ejecutadas?, ¿los museos locales se encuentran en situación vulnerable?, ¿en qué situación estamos?

Apenas cinco de 53 museos públicos contaban hasta junio con certificado de inspección técnica de seguridad en edificaciones, según informó el portal Ojo Público.

Para Andrés Álvarez Calderón, presidente ejecutivo del Museo Larco, es preciso hacer hincapié en otro aspecto: “Hoy, el Perú es parte de la Unesco y, como tal, del Consejo Internacional de Museos (ICOM por sus siglas en inglés), por tanto, aplicamos el Código de Deontología y el Manual de Procedimiento de Emergencias que contiene capítulos sobre prevención de fuego e inundaciones”.

Cuidado

Eduardo Ugarte y Chocano, presidente de comité peruano de ICOM, sostiene que “la mayoría de recintos museísticos no cuenta con protocolos de seguridad aun cuando muchos se levantan sobre edificios que constituyen patrimonio histórico”.

Ante este panorama, observa conveniente tener en consideración dos mecanismos que mitigarían y reducirían los daños ante posibles siniestros: el de suscribirse al citado Código Deontológico y el de adherirse a nivel nacional al Escudo Azul, sistema que identifica asentamientos culturales protegidos.

Evaluación y diagnóstico

Lo cierto es que la causa más común de daños ocasionados a bienes culturales es el incendio, según detalla la Guía para museos y otras instituciones culturales, elaborado por The Getty Conservation Institute.

Allí se precisa la pertinencia de destinar presupuestos para absolver dudas tan concretas como “¿cuánto tiempo pasaría antes de que el humo del incendio haga sonar alguna alarma?, ¿las llamas obstruirían corredores o salidas?, ¿cómo el personal haría para escapar?, ¿los bomberos conocen qué técnicas especiales tienen que usar para proteger la colección?, ¿se ha establecido en qué momento reubicar o evacuar la colección y quién deberá tomar esa decisión?”.

Medidas y pólizas

Precisamente, la titular de Cultura, Patricia Balbuena, anunció una inversión de S/ 6 millones para permitir la ampliación, conservación y rehabilitación de los museos públicos. Ante ello, Ugarte y Chocano sustenta que también debiera buscarse el soporte del sector privado.

En tanto, en relación a las medidas que debiera tomar cada museo, el representante de ICOM en el Perú dice que el personal es indispensable, pues debiera tener mayor consciencia de riesgo y conocer las particularidades del recinto.

Más allá de la seguridad a nivel de infraestructura, las pólizas para garantizar la seguridad de las piezas cobran relevancia. ¿O qué sucedería si ocurre un siniestro en un museo local con una muestra internacional vigente?

Según Álvarez Calderón, la modalidad más usual es la de ‘clavo a clavo’ que corresponde a las exposiciones temporales y que cubre las obras desde que salen hasta que retornan a su lugar de origen.
De acuerdo a Expansión de México, este costo suele ser elevado, aunque dependerá de diversos factores como el tipo de cobertura o tipo de pieza. “Por lo general, el costo de la póliza varía entre el 2 y 2.5% del valor de la obra”, estima el citado medio.

En corto

Perspectiva. El representante de ICOM en el Perú señaló asimismo que es importante agilizar la obtención de los certificados de seguridad, sin hacer concesiones, y sostuvo la importancia de tener en consideración que hay espacios que, por constituir patrimonio, no pueden estar sujetos a determinadas modificaciones en su estructura.

El dato

Mecanismo. Para Ugarte y Chocano (ICOM Perú), es indispensable contar con el Escudo Azul a nivel nacional (solo hay en Lima y Cusco). Esto advertiría, en caso de siniestro, a los bomberos a que ingresen con más cuidado a los recintos. Asimismo, este mecanismo facilitaría que la Unesco brinde capacitación sobre protección frente a desastres naturales.

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