Silvio Vila
Silvio Vila

Silvio Vila, gerente general de New Athletic, no tiene estudios, maestrías ni doctorados. Lo que ha aprendido, según confiesa, se lo debe a la universidad de la vida. Hace años, dejó su natal Huancayo para venir a Lima por amor. Primero fue taxista, luego vendedor de autos usados y finalmente de zapatillas. Ya han transcurrido 13 años desde que decidió crear su propia marca de calzado deportivo con su esposa.

¿Cuál cree que es el secreto para conducir una empresa?
Saber dejarse ayudar. Si te cierras y crees saberlo todo, ya perdiste. También procuro escuchar a los jóvenes.

¿Alguna vez se ha sentido en desventaja o inferior por no haber pasado por la universidad?
Jamás. En una mesa no sueles verme conversar. Trato de escuchar a todos los demás y darme cuenta dónde estoy parado. Estoy en la capacidad de ponerme a la altura de lo que ellos conversen. Por eso es bueno leer bastante.

¿Cómo fortalece el factor emocional?
Fui con mi esposa a un curso de biodecodificación en Cuba. Las enfermedades son producto de emociones fuertes. Y tu actitud no proviene solo de ti, sino de tus padres o abuelos. Esto te enseña que para sanar debe hacerlo todo tu clan.

¿Es difícil adaptarse al estilo de trabajo de los millennials en la empresa?
Al contrario, para mí es fácil. Los jóvenes entienden cuando les hablas con cariño y respeto. Pienso que el jefe no debe practicar fielmente su rol, sino ser amigo de los colaboradores.

¿Cómo se hace amigo de un colaborador?
Lo veo como un hijo. No solo examino su desempeño laboral. Si tiene un problema, yo mismo converso con él. Y trato de ayudarlo en lo que esté a mi alcance. Cuando ha escapado de mis manos, por ejemplo, he contratado a un sicólogo.

¿Y cómo les llama la atención a sus “hijos” cuando se equivocan?
Con un halago: “¡Qué bien, te equivocaste! Eso quiere decir que estás haciendo algo diferente. Me voy a preocupar si nunca te equivocas. Y que esto sirva como una lección. No te frustres, míralo como un signo de aprendizaje, de experiencia”.

¿Con quién habla de sus frustraciones?
Con mi esposa e hijos. El soporte más grande que uno puede tener es el de la familia.

¿Ellos participan en la empresa?
Mi esposa ha trabajado conmigo desde el inicio. Ella es como mis ojos, siempre está pendiente. Mis hijos no están directamente, pero trato de enseñarles a participar. Les hago saber en qué me pueden ayudar.

Entonces, ¿le sucederán en el puesto?
Si les nace y se enamoran de las labores. Por eso, siempre converso y hablo bien de la empresa, pero les digo que ellos serán quienes tomen su propia decisión.

¿Su esposa le ayuda a reforzar alguna debilidad en su liderazgo?
Ella es más drástica dentro de la empresa. A veces, yo puedo ser más dócil. Eso ha ayudado a la empresa. Una mujer ve más allá.

¿Qué le ha enseñado en este tiempo?
A evolucionar. Ella siempre va a cursos y me sugiere matricularnos en capacitaciones.

¿Cuáles son sus hobbies?
Soy un apasionado del deporte. En Huancayo, el primer deporte de las mañanas era correr con amigos. Después de 6 km, regresábamos a jugar pelota. Ahora practico fútbol tres días a la semana.

¿Predica con el ejemplo?
Mis hijos me ven y poco a poco les empezó a gustar salir a correr. Y en el trabajo, alquilo la cancha para que vayan a jugar y botar el estrés. Si ordenas, todo va a depender de ti. Uno no puede pretender que el negocio se maneje por una sola persona. Siempre busco que mi equipo pueda hacer más que yo. Si no, estás muerto.

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