Gael García Bernal llegó recientemente a Lima para presentar su nueva producción en el marco del Festival de Cine de Lima. “Chicuarotes” es el segundo largometraje que el rostro del cine mexicano contemporáneo ha dirigido; el primero, según se ha bromeado, como adulto.

Con una amplia sonrisa, el director se abrió paso entre la prensa para ofrecer detalles sobre su más reciente trabajo después de “Déficit”, pero que coincide con este en la intención de retratar las consecuencias de las brechas sociales.

La desesperanza juvenil es así el eje del filme “Chicuarotes”, que supone una reflexión sobre la violencia y necedad.

Tratamiento narrativo

Así, el actor aprovechó su encuentro con la prensa para descartar algunas hipótesis que se dan por sentado en la industria cinematográfica.

“Me parece que estoy lejos de querer mostrar la realidad como si nosotros no la viviéramos y yo viniera a dar una lección”, sostuvo.

No obstante reconoció su interés por explorar temáticas relacionadas con la pérdida de la inocencia en una sociedad clasista. “Hay algo que me parece fantástico del ejercicio de libertad, que es el actuar y el dirigir”, sentenció.

García Bernal explicó, en ese sentido, el papel imprescindible del guion, así como la importancia de otorgarle un tratamiento adecuado.

“Yo ya no sé cómo hablan los chicos de 16 años, me perdí, creo que nadie que tenga 40 puede decir que lo sabe. Pero ahí estaba el escritor para ayudarnos a decir algo tan simple como ‘¿quieres un helado?’”.

Estrategia detrás de cámara

El invitado de honor al Festival de Cine de Lima también ahondó sobre su método de dirección. Explicó que “los actores leyeron el guion una semana antes de que comenzáramos a rodar. No hacía falta que lo revisaran todo, yo les iba dando ciertas cosas para mantenerlos en vilo y pendientes”.

Y es que, según el protagonista de “El padre Amaro”, los actores no precisan conocer todos los detalles del desarrollo de la trama, “pero tienen que sentirla, apropiarse de los personajes, porque de ahí la historia se cuenta sola”.

En ese contexto, el artista mexicano comentó que, antes de sumergirse en el rodaje, propició que los actores ampliaran sus horizontes a través de cintas similares como “Los 400 golpes”, de Francois Truffaut.

Prueba y error

Asimismo, el actor ganador del Globo de Oro confesó que lo más extraño de ahora estar detrás de cámaras es la suposición de que “el director siempre sabe lo que quiere”.

“Como director, la verdad es que la mitad de las veces te preguntas ¿qué vamos a hacer aquí? Sabes que tienes llegar a un lugar, pero no sabes bien cómo. Eso se va dando, desarrollando y debe haber paciencia”, confesó.

Para Gael García Bernal, la suposición de que ‘un director sabe lo que quiere’ es “muy anticuada”.

“A veces, lo sabes exactamente. Si no, estamos para investigarlo”. Se mostró así convencido de que el cine es, por el contrario, un ejercicio de experimentación, búsqueda de “lograr un accidente”.

En Corto

Concepto. “Chicuarotes“ es la producción cinematográfica que dirige García Bernal. El término suele aludir a una postura “terca” o “necia” y fue usado para el título de la cinta que aborda las situaciones de abuso, violencia y abandono que atraviesan dos jóvenes en pueblo natal.


“Los actores no necesitan saber todos los detalles de la historia, solo apropiarse de los personajes”.