Hubert de Givenchy revolucionó la moda internacional desde París, a mediados de los años 50, poco después del fin de la Segunda Guerra Mundial. El escenario era complejo, pero aun así el modista logró cambiar varios conceptos y armó todo un imperio que hoy mueve millones de dólares.

Tras su reciente muerte a los 91 años de edad mientras dormía, sus logros, historias y mensajes seguirán plasmados en el mundo de la moda, que se puede resumir en cinco puntos.

1 La infancia y el camino de la formación
Hubert de Givenchy quería ser diseñador de modas desde que tenía seis años. Su familia formaba parte de la aristocracia francesa y tenía una fábrica de tapices, en la que hubiera podido trabajar.

Sin embargo, a los 17 años prefirió estudiar costura en París. Y con algunos de sus bocetos bajo el brazo, visitó casas de costura en búsqueda de un trabajo. Así inició su trayecto en la moda, con diseños “relajados y chics”.

Trabajó como asistente de diferentes diseñadores, a los 24 años creó su primera línea de ‘pret-a-porter’ y en 1953, tras abrir su propio taller, conoció a alguien que marcó su rumbo: Cristóbal Balenciaga, diseñador español y su mentor, de quien casi replicó varios modelos.

2. El despegue de mano de Audrey Hepburn
El mismo año que conoció a Balenciaga, De Givenchy entabló una estrecha relación con la actriz Audrey Hepburn, la segunda persona que impulsó su carrera.

Se conocieron en las pruebas de vestuario para la película “Sabrina”, que ganó el Óscar a Mejor Vestuario, aunque Hubert no lo recogió. Desde entonces, la artista quería que sea él quien eligiera sus vestidos para las diferentes producciones, que llegaron a sumar siete en total.
El más emblemático fue el que lució en “Breakfast at Tiffany’s”, en 1961, un vestido largo y negro sin mangas, que en el 2006 fue subastado por más de US$ 923,000.

Pero en 1957, Hepburn ya había promocionado el primer perfume de Hubert, L’ Interdit. Fue la primera vez que una actriz se convertía en imagen de este producto. Fue un éxito para ambos.

Además de Audrey, otras celebridades buscaron a De Givenchy para que las vista. Entre ellas, Elizabeth Taylor, Laruren Bacall e, incluso, la primera dama Jackie Kennedy.

3. La visión sobre la mujer y su y su poder
Desde los años 50, De Givenchy tenía una visión clara sobre la mujer: para él, ella tenía los mismos derechos que los hombres.

Bajo esta premisa, el modista quiso aportarle belleza a las féminas, pero también comodidad rompiendo las reglas de la época. Así, antes de los 30 años, diseñó una colección de ropa deportiva para mujeres.

Entre sus mensajes destacó la premisa “el vestido debe acomodarse al cuerpo de la mujer, no el cuerpo de mujer a las formas del vestido”.
Además, sus códigos se plasmaban por “el rigor, el juego entre lo masculino y femenino, la austeridad y el carácter romántico”, destaca Vogue. En tanto, Bernard Arnault, presidente del grupo LVMH, destacó que era “innovador e intemporal al mismo tiempo” con sus prendas.

4. El emporio y la venta de la de la marca
La vida de De Givenchy estuvo plagada de glamour y riqueza. Incluso, se le consideraba el “caballero de la moda”. Entre sus pertenencias destacan lujosas residencias en París decoradas con pinturas de Picasso y un castillo en un valle, así como antigüedades de Luis XV, informa Los Angeles Times.

No obstante, en 1988, Hubert habría confesado que “estaba perdiendo dinero”, indica dicho medio. Por ello, en 1988, después de 30 largos años de construcción de su marca, vendió esta a LVMH (Louis Vuitton Moet Hennessey) por US$ 46 millones, aunque continuó siendo diseñador en jefe durante casi una década.

5. La crítica a la moda actual actual tras el retiro
Alejado de las pasarelas y las nuevas colecciones, el diseñador no se quedó callado y continuamente criticó la moda actual. Por ejemplo, en una entrevista con la revista People, en 1996, afirmó que “la moda de hoy es fea” y que “no hay elegancia ni nadie ya es discreto”.

Además, en el 2007, en conversación con Women’s Wear Daily, aseguró que “sufría” al ver las nuevas colecciones de Givenchy tras su retiro. Ello luego que el diseñador italiano Ricardo Tisci introdujera una estética agresiva de ropa callejera estampada con imágenes como Kim Kardashian, indica The New York Times.

En tanto, en el 2014 declaró a la agencia Efe que “la pasarela de ahora es muy vulgar”.